El ser humano en su paso fugaz por esta vida, estando en la cima de la gloria y la fama (poder político o económico), se cree dueño del mundo y de las personas de su entorno, por ello es carcomido por la vanidad, la egolatría, la soberbia. Jamás se le cruza por la mente que es un simple mortal, cuyo cuerpo es imperfecto y corruptible, el cual tarde o temprano con el transcurso de los años entrará en proceso de decadencia física y mental, por tales circunstancias ya sea en la plenitud de existencia o en el ocaso sufrirá enfermedades leves o graves, las cuales ineluctablemente lo llevarán a una muerte sorpresiva o prolongada.
Del proceso de nacimiento y muerte nadie escapa. Involucra a ricos y pobres, negros y blancos, burgueses y proletarios, gobernantes y gobernados, creyentes y no creyentes, políticos y apolíticos. Hasta hoy nadie aún se ha bañado en la fuente de la eterna juventud, para que pueda decir que es la excepción a la regla, pues la regla general no conoce excepción alguna. Pueden haber casos donde por avances de la ciencia moderna la vida se prolongue un poco más allá de lo común, mas a la meta se llegará aunque sea a arrastras, porque nadie puede detener la marcha del tiempo y de la vida.
Los enemigos políticos del carismático dirigente político de izquierda el venezolano Hugo Chávez Frías, con morbo saltaron de alegría cuando en el año 2011, se dio a conocer que padecía de cáncer terminal, detectado en la pelvis. A partir de la noticia hicieron pronósticos que Chávez, lo más que viviría serían seis meses y una vez muerto el dirigente revolucionario, moriría con él el proyecto socialismo del siglo XXI, promocionado por Chávez en toda América Latina.
No obstante, a los presagios de mal agüero, dado por los recalcitrantes enemigos del socialismo, el dirigente venezolano sobrevivió no sólo el año 2011 sino que todo el año 2012, en virtud al tratamiento que recibe en la isla de Cuba. Fue tal la mejoría en la salud del dirigente, que en un momento se pensó que había superado la maldita enfermedad, lo que vanamente se percibió en las pasadas elecciones del siete de octubre pasado.
Lamentablemente la enfermedad de nuevo apareció en el organismo de Chávez, razón por la cual será sometido a tratamiento de quimioterapia en Cuba y las perspectivas de recuperación no son nada halagadoras, lo que obligó al Presidente venezolano regresar al país, informar a su pueblo de la triste realidad y procedió a nombrar al vicepresidente Ricardo Maduro, como su relevo en el hipotético caso que en los próximos días o semanas suceda lo peor.
De fallecer Chávez, antes de los cuatro años de haber sido electo Presidente, la Constitución política venezolana, contempla que se debe de convocarse a nuevas elecciones para elegir Presidente, y es eso lo que la derecha política de ese país, espera como agua de mayo, ya que tienen metido entre ceja y ceja, que dentro del chavismo, no hay nadie que tenga el carisma y la mística del comandante Hugo Chávez Frías. Por ende apuestan a que Ricardo Maduro o cualquier otro, será pan comido y lo derrotarán fácilmente en las elecciones.
Recuperando el poder la derecha impulsarán una contrarreforma política y económica, privatizarán los recursos petroleros, abrogarán las leyes que benefician a los más pobres, desaparecerá la solidaridad a los pueblos latinoamericanos, en fin promoverán una involución política y social en todas las áreas.
Con la ausencia de Chávez, el futuro de Venezuela, se muestra incierto, se desconoce si la unidad del pueblo logre sostenerse de manera inquebrantable, para seguir empujando y profundizando la revolución bolivariana. De la unidad en torno al pueblo que mantuvo y fortaleció Hugo Chávez, durante más de una década, depende la continuidad del proceso revolucionario o la ruptura del mismo. Será la capacidad política, que muestren los nuevos dirigentes revolucionarios del pueblo venezolano, lo que hará posible mantener la senda de la revolución no sólo en Venezuela, sino que en América latina, para abordar y enfrentar a un adversario común y atender los retos y desafíos que en materia económica depara el siglo XXI.