En los discurso de Cristina Fernández de Kirchner hace una descripción de la economía con datos que pretenden mostrar una Argentina pujante donde todo es felicidad y prosperidad. Como dice el dicho, hay tres tipos de mentiras: la mentira piadosa, la mentira lisa y llana y las estadísticas. De acuerdo a cómo uno manipule los datos puede mostrar una ficción de crecimiento. Si, por ejemplo, la producción de un bien pasa de una unidad a dos unidades, el aumento es del 100%. Estadísticamente es correcto. El punto es que si la producción histórica era de 200 unidades, el haber pasado de una unidad a dos y mostrar el 100% de aumento como un logro, es una verdad estadística fuera de contexto.
En algunos discursos Cristina Fernández de Kirchner sostiene que, a pesar de haber pagado la deuda y haber soportado cinco corridas cambiarias (¿cuáles serán las cinco corridas a las que se refiere?) se había alcanzado un récord de reservas. Frente a esta afirmación, uno podría recordarle a Cristina Fernández de Kirchner que entre el 2003 y el tercer trimestre de este año se fugaron del país US$ 84.000 millones, y que la mayor fuga se concentró a partir del 2007. Es decir, bajo su presidencia. Puesto en otros términos, Cristina Fernández Kirchner generó tal temor que la gente optó por comprar dólares y ponerlos bajo el colchón o bien girándolos al exterior, con lo cual la Presidenta, con su política populista, consiguió que el ahorro de los argentinos fuera a financiar la actividad económica de otros países o directamente salieran del circuito económico. En concreto, Cristina Fernández Kirchner omitió decir que por culpa de esa fuga de capitales hubo menos inversiones, menos puestos de trabajo y salarios reales.
También Cristina Fernández de Kirchner olvidó hablar del problema inflacionario. No lo considera un problema cuando, en realidad, está causando estragos en los presupuestos familiares.
La Presidenta habla de política de desendeudamiento pero olvida decir que el pago de la deuda y el déficit fiscal hoy se están financiando con la destrucción patrimonial del BCRA. También cabe agregar que los bonos del Estado que tenían en las AFJP pasaron a manos del mismo cuando confiscaron y ahora es una deuda intra-Estado, con lo cual, en vez de pagar al vencimiento solo puede cambiar un papel por otro.
En todo caso, si el modelo tiene virtudes propias, y niega que el aumento de la actividad se deba al viento de cola, ¿por qué culpar ahora al mundo de los problemas económicos que se avecinan? Es más, si el país de la felicidad y la prosperidad que describió Cristina Fernández de Kirchner es cierto, ¿Por qué el tarifazo, las prohibiciones de importar, de comprar dólares, de girar utilidades al exterior y demás medidas que reflejan un serio problema en el sector externo de la economía? Pero la vida tiene vueltas curiosas. Duhalde hizo lo imposible para que Menem no ganara las elecciones del 2003 e impulsó la candidatura de Kirchner. Todavía recuerdo a Chiche Duhalde en algún discurso del conurbano arengando a la tropa para que apoyara la candidatura de Kirchner, quien finalmente llegó al poder gracias al esfuerzo de Duhalde. Pero a los dos años Kirchner ya crucificaba a Duhalde de la misma forma que Duhalde crucificó a Menem. Y Kirchner hizo su alianza estratégica con Moyano para controlar la calle, pero resulta que ahora Cristina Fernández de Kirchner crucifica a Moyano, que le brindó todo el apoyo al matrimonio para que hiciera y deshiciera a su antojo como si fueran los dueños del país. Moyano pasa a ser descartable como lo fueron para Perón los montoneros y el EPR y estos, a su tiempo, descartaron a Perón. Menem, Duhalde y Rodríguez Saa se descartaron entre ellos, y hoy Cristina Fernández de Kirchner intenta descartar a todos, incluido Scioli.
Hace años que el país viene soportando el peronismo, con destrozos económicos por doquier y ausencia de gobernabilidad. Porque una cosa es gobernar bajo una república democrática y otra muy diferente es usar el monopolio de la fuerza para imponer los caprichos del gobernante de turno y establecer un poder hegemónico.
En síntesis, el país económico de felicidad eterna que pretende vendernos Cristina va a chocar contra la realidad de las leyes económicas. Habrá que ver si, en el medio de la crisis, el peronismo, como tantos otros momentos, hace del país su campo de batalla.
Como viene la cosa, los argentinos se imaginan tres escenarios posibles: a) Cristina Fernández de Kirchner haciendo las paces con Moyano y estableciendo una creciente restricción a los derechos individuales, b) Moyano y Cristina enfrentados con conflictos en la calle. En cualquier escenario, se ven nubarrones para el 2013 del fruto de nuevos enfrentamiento entre diferentes alas del peronismo.