¿Con la soga al cuello?

En el albor de un nuevo año, muchas son las proposiciones que suelen hacerse. No sólo personales. Igualmente, públicas. Aunque las más comprometedoras por lo azarosas que resultan, son las que provienen de la representación del gobierno central. En momentos así, como los vividos por ahora, el populismo sigue envolviendo la demagogia que arropa todo pronunciamiento lanzado desde los aires del poder político. El inicio de 2013, no es nada diferente a los precedentes. Su comienzo vuelve a impregnarse de grosero despotismo. Sobre todo, porque hace acompañarse de la soberbia y el resentimiento que han caracterizado la "dualidad" constitucional a la que el régimen viene jugando.

A pesar de haber logrado la reelección del Presidente de la República, después de una gestión de gobierno deshonrosa por el nivel de destrozo alcanzado entre decisiones desencajadas del invocado desarrollo económico y social, los portavoces del régimen pretenden mantener el humillante engaño con anuncios que no llegan a ningún lado. Ni por compasivos que sean. Ni mucho menos, por conmovedores que puedan ser.

Aún así, no se conforman con haber avivado la inseguridad, la violencia, la inflación y el desempleo. Encima de esto, persisten en ha- cer anuncios de reconstrucción del país con la excusa de un socialismo indolente. El 2013 amenaza con ser un año de crudas confrontaciones. De riesgosas determinaciones. La incertidumbre se verá asociada con la virulencia de días oscuros para la economía. La política vivirá momentos extremos detrás de procesos oscuros y suspicaces encuentros. En sus predios, la institucionalidad democrática tambaleará. 2013 pudiera devenir en un apagón para las libertades por el desequilibrio que afectará al régimen. Más por lo que significará vivir con la soga al cuello.