Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
César Gutiérrez Peña, autor de estas líneas
La complacencia gremial empresarial, perniciosa por sus efectos, está deviniendo en ceguera ante la mala gestión gubernamental, es lo que viene ocurriendo en la exploración y producción de gas y petróleo. La responsabilidad recae por igual en el Ministerio de Energía y Minas y la agencia estatal Perupetro; donde la incompetencia ha sido tapada por la promesa recurrente que se viene años felices, situación que a diecisiete meses de gestión del “humalismo”, ni siquiera se atisba.
Los defensores del régimen, hoy existen más de los necesarios, dirán que en este sector no hay que ser cortoplacistas, que habrá que esperar. Discrepo, siempre tienen que haber señales que indiquen que se camina en la dirección correcta, cosa que no existe, sino más bien hay todo lo contrario. Habiendo legislación aceptable, las cifras son malas, indicativo que se está actuando incorrectamente.
La elocuencia de las matemáticas es contundente para dar solidez a mi afirmación, las variables a tomar en cuenta son: trazados de líneas sísmicas, aerogravimetría/gravimetría, aeromagnetometría/magnetometría realizada, pozos perforados y evolución de la producción; las cuales tienen estadísticas oficiales que figuran en el portal de Perupetro.
En el año 2012, respecto al 2011, las líneas sísmicas trabajadas han disminuido: 65% en las de dos dimensiones (2d) y 42% en tres dimensiones (3d). Mientras que los Kilómetros de aerogravimetría/gravimetría y de aeromagnetometría/magnetometría cayeron en 48%. Los pozos exploratorios lo hicieron en 47%, siendo la última cifra un magro 8 pozos perforados el año pasado. En conclusión, se ha retrocedido escandalosamente en la actividad exploratoria, a pesar de existir 60 contratos vigentes.
Para redondear esta síntesis de pésimos resultados, la producción de petróleo ha sido 4% menor el 2012 respecto al 2011. La cantidad de miles de barriles diarios (MBD) producidos es de tan solo de 67; cifra bien lejana a los 93 MBD que se tenían en el año 2002. La caída ha sido de 28% en una década, tendencia severamente declinante.
La pregunta es ¿qué ha pasado? Hay dos respuestas, una en el caso exploratorio y otra en el productivo. En el primer caso, las empresas que tienen lotes en posesión no han hecho lo suficiente, más de un argumento se esgrimirá para justificar la situación, pero el hecho concreto es que a nadie se ha visto que le hayan resuelto contrato por no cumplimiento de metas, lo que dice mal de Perupetro. En la parte productiva, la reducción más drástica en la producción se ha dado en los lotes de selva, que diez años han producido 59% menos crudo.
El calamitoso desempeño en la selva ha sido consecuencia de los pocos años de horizonte de trabajo, debido a que los contratos están por finalizar, sin que se haya buscado mecanismo para dar alicientes para que inviertan los operadores en posesión de los lotes, responsabilidad exclusiva de Perupetro, que no ha exhibido una sola idea. Una salida debió ser una modificación contractual que disminuyera las regalías para inversiones que garantizaran una declinación que no sobrepasara un valor piso.
En lugar de trabajar medidas promotoras de la exploración y producción con resultados concretos, se prefirió la exhibición mediática, anunciando concursos que han demorado y el arribo de empresas “major”, que era obvio que no llegarían.
La nueva presidencia de la agencia estatal promotora de la exploración-producción tiene un reto, deberá revertir los resultados, si eso no se muestra en los próximos meses, otro fracaso más engrosará la lista de ofrecimientos incumplidos, que le pasarán el costo al gobierno en corto plazo, tanto en el rédito político nacional como en la visión de los organismos crediticios, que ya nos están viendo con preocupación desde hace algunos meses, ante la inoperancia del aparato público.
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