Dakar y Susana

Me pregunto si alguien se atrevería a proponer la revocatoria del Dakar en el Perú.

Una carrera automovilística que tiene la tercera audiencia televisiva más grande del mundo, después del Mundial de Fútbol y de las Olimpiadas, congregando a miles de millones de televidentes.

Que centra la atención en nuestra Patria en forma indiscutible y que nos convierte, prácticamente, en la capital del automovilismo mundial durante unos días, especialmente ahora que se inicia en Lima.

Y que, además, ha generado un enorme ingreso turístico directo con hoteles copados, restaurantes plenos de visitantes y toda la efervescencia de un gran evento internacional, amén del negociazo que deben estar haciendo nuestros creativos y hábiles emprendedores.

Que sepa, nadie ha cuestionado ni ahora ni en la ocasión anterior los millones de dólares que ha invertido el Estado peruano en el Dakar. Porque no es un gasto: es una inversión que se multiplica.

Esta lección debe aprenderla Susana Villarán antes de intentar convencer a la opinión pública exhibiendo el apoyo de intelectuales o artistas que nada saben del manejo municipal y contratar a cuestionados asesores extranjeros de origen trotskista para manejar la campaña por el “No”.

Hechos son amores. Y ese es el problema central de la “tía regia” por quien, más allá de las hondas discrepancias políticas, guardo simpatía personal.

Tanto ella como su equipo han demostrado hasta ahora ineficiencia, sectarismo, falta de sentido autocrítico –son marxistas caviares, al fin y al cabo– y una total ausencia de realismo. Es un atentado contra la razón más elemental pretender que lo ocurrido con el proyecto del río Rímac “estaba previsto” y repetirlo, a través de todos sus voceros, como si se tratara de una verdad incuestionable.

No es necesario enumerar la frondosa lista de errores. Pero sí es indispensable recordar que, si bien Fuerza Social no existe como partido, Susana Villarán llegó a la Alcaldía en compañía de otros grupos marxistas que también se las traen y que, por ejemplo, han azuzado las manipuladas protestas antimineras.

Qué larga distancia entre el Dakar y Susana.

Nota publicada en larazon.pe