Si se va Chávez, ¿regresarán las libertades?

La precaria condición del presidente Hugo Chávez –que, lamentablemente, avizora su pronto fallecimiento–, abre una puerta de incertidumbre frente al destino de las libertades civiles y políticas de los venezolanos, tristemente apisonadas durante su régimen. Bien vale entonces, más allá de los sentimientos de congoja por una vida que se apaga, recordar la impronta de su gestión.

El presidente venezolano impulsó con vigor el llamado “Socialismo del s. XXI”. Ese mismo vigor que entroniza a los dictadores del s. XXI quienes, a diferencia de los regímenes dictatoriales del pasado, sobreviven gracias a que han sabido conjugar sus afanes totalitarios con un cierto ropaje democrático-institucional que les otorga márgenes de maniobra políticos, económicos y sociales, tanto al interior de sus naciones como frente al resto del mundo.

Estos dictadores posmodernos –que encuentran en Chávez a su más fiel exponente– entendieron que la intimidación brutal (detenciones en masa, fusilamientos o represiones violentas, comunes en regímenes dictatoriales del siglo pasado) debe ser reemplazada por maneras más sutiles de dominación, que importen una “manipulación legal” del sistema político y, especialmente, de los procedimientos de sufragio universal, los cuales les dotan de la legitimidad de origen que, muy probablemente, irán perdiendo con la gestión.

Pero, si bien es cierto que el autoritarismo de estos tiempos es más duradero que el destino de un solo dictador, tiene sus vulnerabilidades, y la hornada de líderes venezolanos que sucederán al chavismo debería de entenderlo. La muerte no diviniza a los mortales y ciertamente no divinizará el seno de un gobierno que, como el de Chávez, se empecinó en destruir los valores democráticos de la región. Será cuestión de tiempo (y de voluntad de las fuerzas democráticas de Venezuela) saber si, fallecido el presidente venezolano, su estela totalitaria terminará por acompañarlo en el más allá.

Nota publicada en larazon.pe