Eudoro Terrones Negrete, autor de estas líneas
Los procesos de las organizaciones políticas en el Perú requieren urgentemente de una reingeniería, con el fin de lograr un rediseño radical, una reconcepción política, una visión global de la realidad nacional, una misión compartida entre Partido y Sociedad en la solución de sus problemas, el pensamiento sistémico y la mejora de los procesos y estrategias de la organización, en aras del bien común.
En círculos académicos y al interior de los propios partidos políticos no dejan de faltar voces que demandan y exigen la renovación de sus organizaciones, métodos, técnicas de comunicación con el pueblo, tácticas, mística y estrategias de lucha contra toda la forma de explotación del hombre por el hombre y del hombre por el Estado.
Demandan mejoras sustantivas en términos de desempeño, calidad, servicio a la sociedad, principios y valores éticos en la conducta de sus simpatizantes, militantes y dirigentes. Pero al mismo tiempo plantean la incorporación de los adelantos científicos y tecnológicos para una mejor comunicación interna y externa.
No con poca razón se afirma que la idea rectora de la nueva economía de la información es justamente que las telecomunicaciones se han configurado como la infraestructura estratégica sobre la que circulará la competitividad de la economía productiva del mañana.
La reingeniería de procesos crearía cambios significativos en las organizaciones políticas, posibilitaría la gestión de calidad, la reestructuración organizacional, la mejora continua, los valores compartidos, la planeación estratégica adecuada, la sensibilización al cambio, el seguimiento y la evaluación del comportamiento de sus miembros, mantener la credibilidad política y la eficacia en la lucha colectiva por la justicia social.
La reingeniería de proceso traería grandes ventajas para los partidos políticos: mentalidad y actitud favorables al cambio, mejoramiento de las relaciones militante-dirigente-sociedad, mayor velocidad efectiva para la toma de decisiones en la solución de problemas y renovación estructural de la organización.
Lo planteado se justifica porque las organizaciones políticas están en crisis, hay competencia agresiva, algunas organizaciones son ya líderes y desean seguir siendo, y porque estamos viviendo en una nueva sociedad del conocimiento y de permanentes cambios, en la que los conocimientos y la obsolescencia de los mismos tienen una espectacular velocidad. Los políticos, cada vez leen menos o se culturizan muy poco; observan a diario conductas antiéticas y en sus intervenciones exhiben su precaria formación política.
Si Rushworth Kidder sentenció que “No sobreviviremos en el siglo XXI con la ética del siglo XX”, el que suscribe este artículo asevera que “Las organizaciones políticas del Perú no sobrevivirán en el futuro con su organización del siglo pasado”.