¿Cuál será la agenda real de Rajoy en Perú?

César Gutiérrez, autor de estas líneas

En uno de sus peores momentos de vida pública, el Jefe de Gobierno español Mariano Rajoy visitará el Perú para sostener, entre otros, reunión con la pareja presidencial Heredia-Humala. Las acusaciones sobre ilegalidad en el financiamiento a su agrupación, el Partido Popular y sus principales dirigentes, a raíz  de hallazgos de cuentas en Suiza de su ex tesorero, Luis Bárcenas, tendrá consecuencias insospechadas en la política ibérica y ha zarandeado al visitante.

La pregunta de fondo es: ¿cuáles serán los temas reales a tratar? Sin ser vidente, dos son ellos: para romper la botella de champagne por la renovación del contrato de concesión de móviles de  Telefónica y  por la promoción de la venta de Refinería La Pampilla.

El “Humalismo” mantuvo en vilo a Telefónica por 18 meses, sin que decidiese renovarle la concesión. El tema tenía sus complejidades de carácter técnico y legal, pero no era para tomarse tanto tiempo. La única explicación era el temor de anunciar una posición, lo que resultaba absurdo, pues la española de las telecomunicaciones en este momento está fuera del ojo de la tormenta mediática, tan influyente en este país marca Perú. En el pasado, en el período 1998-2001, la situación era complicadísima, hoy no.

Es obvio que entre el maltrecho líder de los “populares” y su majestad Don Juan Carlos, han ajustado las cuerdas al gobierno y el ministro de Transportes, haciendo de rey mago, les entregará la ofrenda a los españoles, aunque tarde, pues en la península la “Bajada de reyes” se celebró el 6 de enero.

Pero como garrote con zanahoria se muestra, la venta de Refinería a La Pampilla será la ofrenda peninsular. Es inocultable que el voluntarioso gobierno  cree que es una buena oportunidad de hacerse de buenos activos. No son tales y les harán una oferta que no se podrá rechazar. Problema de alto octanaje de carga política es el que se va a meter a la trajinada Petroperú, hoy sin la capacidad de mantener altura en un debate tan complicado.

Esta operación puede ser punto de quiebre para el gobierno con el sector empresarial, que hoy ve a Ollanta como paladín de la inversión privada. Será referido como: estatista, de vocación monopólica y controladora del precio de los combustibles. Tremendo jaleo nos espera.