Una nueva Lima para todos

La semana pasada se celebró el aniversario 478 de la capital. La ciudad no es homogénea, sino la conjunción de diversas Limas. Lima, vivió su mayor transformación producto de la migración interna motivada por la globalización, la centralización y el período de violencia política. Lima es, por ello, una síntesis del Perú y crece junto con los ciudadanos que en ella habitan.
 
Sin embargo, el crecimiento de Lima no se ha desarrollado de la mano de un plan que pensara en el conjunto. El que iniciara Orrego y continuara Barrantes quedó en el olvido hace mucho tiempo. Este crecimiento ha sido caótico y produce el desorden en el cual vivimos. Pero el crecimiento no es únicamente poblacional, sino que está relacionado con el tipo de urbanización que ha habido. Esta urbanización, producto de una migración interna cuyo pico fue alcanzado entre 1960 y 1980, se caracteriza –debido al modelo de desarrollo primario exportador- por no producir industrialización. Por ello, la urbanización es representada por ciudadanos que se ven en la necesidad de inventar sus trabajos para sobrevivir y que han venido a la capital con la expectativa de gozar de servicios que no tienen en sus lugares de origen. Como hemos podido constatar, sucesivos alcaldes han fallado en la promesa de brindarlos.
 
Esto se debe al modelo clientelista que ha imperado en las gestiones ediles previas a la actual. Lo que se hacía era otorgar escaleras, losas deportivas, pistas, veredas, etc. a los dirigentes locales que fueran a pedirlo. Sin embargo, ello fomentaba el amiguismo, la corrupción y constituía un sistema de favores en función de intereses subalternos, antes que en un plan que pensara en la ciudad y en los vecinos. Nuevamente, se reproducía el caos y el individualismo.
 
Mal acostumbrados a esta manera de hacer política, a algunos les cuesta entender la importante distancia entre una ciudad de vecinos y una ciudad de individuos. La primera es a la que aspiramos. Una ciudad donde no baste con lucrar con la infraestructura. Esto es siempre limitado. Hace falta una visión integral que piensa en la urbanización, que piense en la colectividad, que fomente espacios de encuentro entre los vecinos, lo que se traduce en calidad de vida.
 
Para poder llevar a cabo un plan integral pensado al mediano y largo plazo hacen falta varias reformas. Llevarlas a cabo tendrá siempre un costo y habrá opositores a las mismas. Sin embargo, es fundamental poner primero a la ciudad. En la campaña por la revocatoria es esta continuidad en el manejo de la capital lo que se encuentra en juego. La lucha electoral está entre aquellos que han lucrado durante años desde el municipio y las empresas que han hecho caja con diversas obras y, de otro lado, la transparencia en la gestión que contempla mucho más que la infraestructura. En buena cuenta, lo que está en disputa es la ciudad que hemos tenido y la que aspiramos a tener.
 
Para tratar estos temas, con particular énfasis en el tema de Vivienda en la capital, mañana Otra Mirada publicará con el diario La República el suplemento titulado “Una nueva Lima para todos” que busca presentar el diagnóstico de lo que ocurre en la ciudad y propuestas a desarrollar para que todos los limeños, en particular los de menores recursos, puedan gozar de viviendas de calidad.