Este menor infractor a la ley penal, en estas últimas semanas ha acaparado los medios de comunicación escrita, radial, televisiva, pero deben tener la seguridad que existen más “gringashos” en la calle que en Maranguita. Lo que sucede, que a pesar de conocerse las causas del comportamiento del menor antisocial con hogares disfuncionales, falta de educación, salud, alimentación, afecto, falta de oportunidades, se continúa con una política represiva, en lugar que las instituciones donde están internados se les dé la oportunidad de tener un proyecto de vida en lo personal, familiar y social. Los infantes se rebelan porque encuentran policías, tutores que en lugar de ayudarlos los hunden más en sus frustraciones y no solamente lo digo por la experiencia vivida con estos menores, sino también por sus testimonios de vida, que buscan la libertad por los abusos que cometen contra ellos, al igual que huyeron de sus hogares buscando encontrarse a sí mismos.
No quiero decir que se les debe dejar a su libre albedrío, todo lo contrario debe existir medidas socioeducativas con el propósito que se realicen como seres humanos, para esto deben existir políticas de Estado, que tenga interés y vocación de llegar a la raíz del menor con participación de la familia y sociedad. En caso contrario, se llenarán de políticas de Estado deficientes, que no están de acuerdo a la realidad y no se va a solucionar el problema de los menores en situación irregular por una falta de actitud del Estado y la sociedad seguirá formando más “gringashos”, en lugar de desarrollar personas útiles para el país.
Nota publicada en larazon.pe