Esos Peruanoides

Eudoro Terrones Negrete, autor de estas líneas

Una cosa es ser peruano de nacimiento y otra cosa diametralmente opuesta es ser peruanoide, calificativo este último adquirido por sus defectos, vicios, debilidades, etc. en su cotidiano vivir.
 
La personalidad de esos peruanoides se caracteriza por tergiversar los hechos de la vida de los ciudadanos y de los pueblos del Perú; por darles caprichosas interpretaciones según sus intereses innobles e inconfesables; por deformar los acontecimientos históricos y políticos del Perú para inclinarlos a favor de los mejores postores del colonialismo mental europeo.
 
Esos peruanoides tienen por consigna denostar al adversario, armar la maquinaria de la infamia, calumnia y difamación con el fin de satisfacer su odio, su espíritu de venganza, su prurito de escalar posiciones en la política, en los sindicatos, en las organizaciones sociales. A esos peruanoides no les interesa la verdad poliédrica, el crecimiento y el desarrollo de la sociedad peruana.
 
Esos peruanoides logran silenciar a las buenas ideas y acciones; alientan campañas de mentiras burdas; inventan fantásticas leyendas para defender lo indefendible; mantienen estados de conciencia adormecidos y contaminados por los gérmenes de la maledicencia; tratan de erguirse en jueces o catones, cuando sus puestos están en el banquillo de los acusados y a punto de ser sentenciados por sus actos repudiables y por su pasado vergonzante lleno de corrupción e inmoralidad.
 
Esos peruanoides que deambulan por las calles, plazas y avenidas del territorio nacional tienen más vicios y defectos que virtudes.  Están más predispuestos para el engaño y el fraude; se preocupan más por lo que les rinde utilidad o beneficio personal y poco o nada les importa cumplir con sus obligaciones  ciudadanas al servicio de la patria.
 
Esos peruanoides sólo podrían ser transformados en verdaderos peruanos con una verdadera educación desde la cuna hasta la tumba, con una educación democrática, cívica, política, ecológica, jurídica y moral.
 
Somos conscientes que el objetivo a lograr es bastante complejo y difícil pero no imposible, pues la educación humanista e inclusiva lo puede todo.
 
Para transformar el Perú necesitamos de una educación para hombres completos, no sólo de la cintura para abajo;  educación que forje verdaderos ciudadanos y líderes para la transformación estructural del país. Esto implica la necesidad de contar con educadores ejemplares, capaces, inteligentes, activos, honestos, con deseos de superación profesional y de perfeccionamiento de sus conductas.
 
Concluimos la nota pero no el asunto, hay mucho que decir respecto a los peruanoides y los peruanos, si lo que buscamos es un Perú con futuro.