¡Que comience la fiesta!

Aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer, la piel se me sigue poniendo “chinita” —como dirían coloquialmente— al recordar ese momento. Han pasado 10 años desde que aterricé por primera vez en Luisiana para afrontar el que suponía uno de los retos más importantes en mi carrera como periodista. Un tanto nerviosa, con gran expectativa y sin saber realmente qué esperar, me alisté a bajar del avión, en donde la hermosa ciudad de Nueva Orleáns me recibió con los brazos abiertos, calurosa y ávida de descubrir lo que tenía preparado para mostrarle.

Fue un 3 de febrero de 2002 cuando pude ser parte del evento deportivo más esperado y apasionante en Estados Unidos: El Super Bowl XXXVI entre St. Louis y Nueva Inglaterra.

Sobre el césped del Superdome, los nervios hacían hasta lo imposible por comerme; sin embargo, mi pasión por los deportes y deseo por descubrir los secretos más recónditos de dicho suceso y transmitirlos mediante una cámara y micrófono fueron más grandes que todo. Finalmente había cumplido mi sueño de participar junto a enormes maestros —como Enrique Garay, Pepe Espinosa (QEPD) y Joaquín Castillo— en la cobertura del partido de futbol americano que definía al campeón de la temporada en la NFL. El título fue para los Patriotas, quienes disfrutaron como nunca de su primer título, momento que atestigüé y disfruté al máximo.

Esta vez la cuna del jazz me vuelve a abrir sus puertas tras una década en la que sufrió el revés que la naturaleza le dio en 2005, cuando el huracán Katrina tomó todo lo que vio a su paso y dejó a esta ciudad totalmente devastada, convirtiendo el majestuoso inmueble en refugio de miles de personas que quedaron a la deriva.

Hoy Nueva Orleáns alza la mano más viva que nunca, renaciente, pletórica y prácticamente nueva para albergar de nueva cuenta un Super Bowl, que a diferencia de aquella ocasión, ahora tiene a San Francisco y Baltimore como sus protagonistas.

Todo aquí parece haber tomado un segundo aire, sus calles, su gente, sus atractivos turísticos y todo lo que rodea a la ciudad más grande de Luisiana que ya disfruta de una fiesta sin igual y que ha recibido a ambos equipos con una algarabía digna de un suceso de tal magnitud.

De los equipos hablaremos durante la semana, pero puedo adelantarles, desde ahora, que veremos un juego en el que la estrategia ofensiva será clave tanto para los 49ers. como para los Cuervos, dos equipos de trascendencia, con jugadores de suma importancia que seguramente nos harán vibrar de emoción.

Los invito a que no se pierdan ningún detalle de la cobertura que estaré realizando desde la sede del Super Bowl y, por supuesto, nos leemos el próximo sábado con todos los detalles previos al gran día.

Nota publicada en correo-gto.com.mx