La trata de personas es un problema mundial que afecta a un gran número de personas, mujeres, niños, niñas y adolescentes. Igualmente es una violación a los Derechos Humanos y consiste en el transporte, traslado, acogida, recepción o retención de una persona con fines de explotación laboral, sexual, mendicidad o extracción de órganos. Son factores de riesgo la pobreza y extrema pobreza, la violencia familiar, el abandono, el desconocimiento de las leyes, indocumentación, expectativas de salir del país, insuficiente control en los viajes, corrupción, problemas culturales, demanda de servicios sexuales, demanda de mano de obra barata y desapariciones de personas.
Dentro de las modalidades de trata de personas tenemos con fines de explotación laboral, mendicidad infantil, explotación sexual. En este último caso, se utilizan niños, niñas, adolescentes y adultos en actividades sexuales, eróticas o pornográficas para la satisfacción de intereses o deseos de una persona o grupo de personas a cambio de un pago económico o de cualquier otro tipo.
Los actores de la trata de personas con fines de explotación sexual son la víctima, niño, niña, adolescente o adulto, redes de tratantes, explotadores, facilitadores, usuario o cliente. Siendo sus consecuencias de las víctimas, la muerte o desaparición de la persona, daño en su salud física y mental, consumo de drogas, desintegración familiar, actividad sexual prematura, exposición de infecciones y de transmisión sexual, embarazo precoz y no deseado, deserción escolar.
La explotación de las víctimas es llevada a cabo por un psicópata con problemas de personalidad, que no tiene sentimientos y falta de amor, el cual merece ser sancionado con todo el peso de la ley, en aras de la tranquilidad y paz de los seres humanos.
Nota publicada en larazon.pe