Pemex: la tragedia que enluta

La explosión de ayer en las instalaciones centrales de Pemex —a la entrega de esta columna el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, confirmaba 25 muertos y más de cien heridos— vuelve a enlutar al país. Otra vez la tragedia.

“No tenemos información suficiente para determinar si aún hay personas atrapadas…”, dijo Osorio Chong.

De los muertos, 17 son mujeres y ocho son hombres.

La investigación “debe arrojar datos precisos y confiables para conocer las causas del siniestro”, señaló el funcionario.

La torre de Petróleos Mexicanos es el corazón de la industria petrolera del país. Es el emblema de la empresa más importante de la nación. El símbolo del poderío petrolero del Estado mexicano. Con todo eso, el complejo dentro del que se erige, ni fue infalible ni mucho menos inmune a la tragedia.

A la pregunta de si podría haber sido un atentado, el secretario de Gobernación respondió que sería irresponsable emitir un juicio al respecto.

Minutos antes de las 16:00 horas de ayer, todo fue confusión y alerta en torno a “un accidente en Pemex” que, primero, fue reportado como un “flamazo”. Inicialmente se hablaba de cinco heridos, pero al paso de los minutos comenzaron a conocerse mayores detalles que pronto enlutaron al país.

Son los muertos que duelen. Son los heridos que, en este momento, luchan por sobrevivir. Y son los testimonios los que estremecen y nos dan una idea de cómo ocurrió la explosión en Pemex:

“Fue una explosión seca… se oyó seca… pero hubo un movimiento en el edificio. Creíamos primero que era temblor, pero con estallido como que no. Fue muy fuerte…compañeros que estaban comiendo a la altura de Bahía de Santa Bárbara dicen que hasta ahí sintieron el movimiento”, señala una empleada de Pemex.

“Algunos tenían incrustados vidrios en la espalda y en la cabeza; alcanzamos a ver que salía tierra por ventanas que estaban rotas….”, relató Pedro.

“Íbamos regresando luego de comer, cuando al entrar por la puerta tres, los cristales empezaron a volar…”, dijo Bertha, trabajadora de Pemex.

“Me llamó, me dijo que estaba atrapado…  ayúdenlo…”, suplicaba la madre de Carlos López Boneti tras recibir una llamada de su hijo, vía celular, quien le avisaba que estaba atrapado junto con otras diez personas entre el Mezanine y el primer piso del edificio en el que se registró la explosión.

“No tengo noticias de mi hijo, lo estoy buscando desde la tarde y no contesta…”,  clamaba José Luis García, ex comandante de la Policía Federal y padre del joven del mismo nombre.

El paramédico Carlos Javier Rodríguez Jurado aseguró que los pisos 1 y 2 del edificio B2 estaban totalmente colapsados.

Las instalaciones de Pemex concentran, en total, alrededor de 12 mil trabajadores. La torre tiene 45 pisos, aunque cuenta también con una estructura de acero en la parte alta que es el soporte del helipuerto que, prácticamente, no se usa debido a las ráfagas de viento que causan problemas de seguridad. Es la cabeza de la torre. El helipuerto que se utiliza regularmente está en la azotea de uno de los estacionamientos techados que se ubican sobre avenida Marina Nacional.

La llamada “causa raíz” de la explosión podría llevar varios meses encontrarla. Es un proceso tardado que, inclusive, podría durar hasta un año.

Lo cierto es que la tragedia en instalaciones petroleras —en este caso administrativas— vuelve a enlutar al país. Como en San Juan Ixhuatepec. Como en Campeche. Como en tantos otros puntos donde se han registrado accidentes petroleros.

Nota publicada en excelsior.com.mx