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Jueves 07 de febrero 2013

"¡Madura chamo!"

Por: Per Kurowski.
'¡Madura chamo!'
Foto: Referencial

"¿Te parece preferible que los Castro cobren gasolina cara a los venezolanos? ... ¡madura chamo!".

Así me increpó un lector la semana pasada cuando de nuevo protesté el hecho que la gasolina se regala en Venezuela. Le avisé que le respondería esa misma pregunta en mi próximo artículo. Por cierto, gracias por lo de "chamo".

Vender la gasolina en Venezuela a su valor internacional significaría que mucha gasolina, por ejemplo toda la que hoy es extraída del país vía el contrabando, no tuviese que ser importada, o podría ser vendida en los mercados internacionales. Lo anterior le generaría al país unos gigantescos ahorros. De tales ahorros, cuantiosos recursos tendrían que por supuesto ser destinados a subsidiar y mejorar el transporte público, lo que no obstante es algo mucho más racional que ayudar indiscriminadamente a los compradores de gasolina, muchos de quienes no necesitan de ayuda.

Si del ahorro restante una parte es regalada a los hermanos Castro, pues protéstenlo, pero un país no puede aplicar la matemática del menos por menos es más, y creer que la maldad de una maldad se compensa con la maldad de otra maldad.

De hecho las políticas equivocadas resultan siempre más fáciles de implementar en un país donde no se discuten las políticas correctas y solo se discute lo que se considera como políticas políticamente correctas. Las mentiras tienen que ser expulsadas con verdades y no con otras mentiras. Aplicar el precio correcto de la gasolina tiene más posibilidades de ponerle presión al gobierno para no regalarle nada a los hermanos Castro, que permitirle seudo compensarlo regalando gasolina.

Estoy convencido que una de las razones por la cual estamos donde estamos es la falta de explicarles a los pobres del país, que ellos son justamente quienes más sufren de políticas incorrectas, no importe el cariño que se les pregone, no importa las caricias con las cuales se les manosea.

Por ejemplo de haber existido un batallón de jóvenes dedicado a informar en los barrios sobre cuánto el "amable" cacique de turno le regala a los que tienen carro cada vez que llenan su tanque (unos 40 dólares, de los verdaderos) o cuánto le subsidian los costos de quienes viajan al exterior, se podría haber creado unas dudas tanto más serias entre todos sus admiradores sobre la bondad del cacique.

En estos momentos, la oposición tiene que apoyar el incremento del precio de la gasolina, pero por supuesto exigiendo que ese incremento se use para racionalizar al país y no para financiar la continuación de las locuras.

Igualmente hay que exigir que los bolívares absorbidos en el mercado interno por un aumento en el precio de la gasolina no sean íntegramente regresados, dando lugar así a nuevas presiones inflacionarias. Una inflación que resulta de un ajuste a los costos es un mal necesario. Una inflación que resulta solo de imprimir billeticos es un mal imperdonable, especialmente por quienes más lo sufren, los pobres.

Así que amigo lector, no es este chamo quien debe madurar, es el país, y en especial quienes se creen las elites pero que siguen actuando más engañosos que unos vendedores de tiempo compartido, y de los malos de verdad.

Valentía no es quejarse en la Asamblea sobre los regalos a Castro, valentía es  ganarse el derecho de quejarse en la Asamblea sobre los regalos a Castro quejándose sobre la gasolina regalada. ¿Dónde están los valientes?

PS. Todo el mundo se pregunta: Cuando el ausente termine ausente ¿quiénes pasarán al olvido?

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