El Significado Histórico de la Fraternidad del 2013 y la Recuperación Democrática de la salud del Partido

El significado histórico y político de la Fraternidad de 2013, se remoza y rejuvenece con los nuevos retos de esta segunda década y del proyecto histórico del APRA en el largo plazo que a los apristas toca enfrentar. Con el espíritu de Haya de la Torre que simbolizó una fraternidad a prueba de todas las adversidades.Esa fraternidad convertida en magisterio e impulso moral, aliento y liderazgo. Fraternidad libre, voluntaria, heroica para un Perú, culto justo y libre. 

Asumámoslo con el firme propósito de reanudar las prácticas de esa democracia interna, que Víctor Raúl hacía lucir en cada  Fraternidad  con  los fueros de asamblea soberana donde se impulsaron  preocupaciones y demandas populares y donde se expresaba el orgullo de la resistencia contra las dictaduras y se ratificaba nuestro credo de justicia social. 

Una democracia interna que sancionaba la línea política y su ejecutoria, de los líderes y de los dirigentes. la fraternidad aprista no era como solía decir el Jefe, una masa aplaudiente ni presta a la seducción retórica. Una masa para gobernar, para forjar el progreso y bienestar del pueblo.  

Esta  fraternidad, que  se encarnó en la masa aprista con solidaridad, esfuerzo común, visión compartida del presente y el futuro. De ella se nutrieron los líderes como M Seoane R Prialé y Luis Alberto.

Esta Fraternidad es más aún fuente para recuperar la salud democrática del partido. Renovar y fortalecer la democracia. Impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social. Asegurar la prosperidad que podría resultar falaz y el progreso no llegaría a todos. Es la convicción del pueblo.   

Impulsa y canaliza las demandas de los desposeídos, desprotegidos, desamparados, oprimidos, superexplotados, consecuente con los principios  de justicia social del aprismo. Organicémoslos. Movilicémoslos. Son las fuerzas del frente único y de la alianza popular.     

Su organización para ello debe reestructurarla y renovar sus dirigentes, tarea de liderazgo, de democracia interna y funcional.  Es tarea de todos. Como emprender una inclusión social efectiva, de base, no  burocrática. Que abarque políticas sociales de la cuna a la tumba. 

En esta Fraternidad, aprendamos las lecciones que deparan los errores y la autocrítica de las derrotas en los últimos años y que revelan no es el fin del partido, ni su agonía ni su defunción.

Ganar batallas al pesimismo y al episódico derrotismo, a los prejuicios neoliberales, deslindándonos de posiciones neoliberales y de  izquierda ultra radical. El aprismo no es partido de clientelismo ni de feria electoral de promesas.

El próximo Congreso Nacional deberá convocarse sin otros ni mayores aplazamientos, con la genuina representación de la alianza de clases productoras y  trabajadoras.   

Estos compromisos representan el significado de esta Fraternidad, que fortalecerá nuestra unidad y la grandeza de la victoria popular.