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Domingo 17 de febrero 2013

Assange

Por: César Campos
Assange
Foto: Difusión

Todas las circunstancias que invaden su entorno lo obligan a ser noticia semanal. Y quizás ello satisface a plenitud la trascendencia que él mismo se otorga en el desafío a los grandes poderes del mundo, sobre todo a sus reservas informativas. Hace pocos días se ha conocido que Julian Assange – el cyberpirata de 41 años fundador de Wikileaks, asilado desde junio del 2012 en la embajada de Ecuador de Gran Bretaña para evitar la extradición a Suecia y un juicio por delitos sexuales – postulará a una curul del Senado de su país natal, Australia, en las elecciones a realizarse el mes de setiembre próximo.

Como era de esperarse, el movimiento político que lo postula se llama “Wikileaks party” y ya ha presentado su registro a la Junta Electoral Australiana. Lo promueven, entre otras personas, su padre natural John Shipton (el adoptivo se llama Brett Assange, músico y actor de teatro ambulante que le dio el apellido al casarse con su madre cuando Julian cumplía dos años de edad). Los primeros sondeos indican que WP ganará al menos un escaño; pero teniendo por bandera exigir mayor transparencia al gobierno, algunos consideran que podría ganar muchos más.

Las controversias en torno a su personalidad y verdaderas intenciones también abundan como las noticias que protagoniza deliberadamente. Imitando al conquistador Francisco de Carvajal, Assange podría recitar: “estos mis cabellicos maire / uno a uno se los lleva el aire”, pues ya son bastantes  los cercanos que han decidido tomar clara distancia del asilado político.
Hablo de quien fuera su brazo derecho y portavoz de Wikileaks, Daniel Domscheit-Berg, quien se  apartó de la organización en diciembre del 2010 y luego escribiera el libro “Inside Wikileaks” (dentro de Wikileaks), donde describe a Assange como “un megalómano obsesionado por el poder que parece criado por lobos” (en estos días, se filma una película basada en la obra). Naturalmente, el australiano acusa a Domscheit-Berg de estar trabajando para la CIA, el Pentágono y los departamentos de Estado y de Justicia de los Estados Unidos, país que también lo quiere sentado en el banquillo.

Sin embargo, más me impresiona lo dicho hace apenas una semana por Jemima Khan, una de sus admiradoras y millonaria londinense que entregó no menos de 20 mil euros para pagar la fianza de Assange con lo cual le permitió salir libre de la detención preventiva impuesta por un juzgado inglés. Libertad restringida que luego esquivara con el asilo en la embajada ecuatoriana.
Khan – igual que otros aportantes – afirma sentirse traicionada por el australiano pues ella  esperaba que respondiera a las acusaciones de abuso sexual en Suecia contra dos mujeres. “(Assange) es culpable de la misma desinformación que él mismo denunció y pide a sus seguidores la devoción ciega propia de un culto”, indica.

El difícil situarse bien frente a un personaje que pareciera tener el activo de hacer transparente mucha información pública oculta sin sentido, pero que al mismo tiempo – como lo han denunciado Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y otros – no sólo ha desparramado una irrelevante chismografía oficial, sino que también ha puesto en riego la necesaria confidencialidad de los asuntos de Estado en los procesos de toma de decisiones. Sin duda, el triunfo reeleccionista que hoy obtendrá Rafael Correa en Ecuador, abonará  a definir muy pronto su futuro.    

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COMENTARIOS
1 comentarios
Lo que sostiene Campos no es cierto, los Wikileaks no contenía información irrelevante. Si así lo hubiese sido, entonces por qué darle tanta importancia a lo que hizo el aguafiestas. Assange sin duda, con sus 41 años, está al frente de la vereda en la que sencuentra Campos.
17 de febrero 2013
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