Terremoto grado X

En el mundo católico la renuncia del sucesor de San Pedro, Benedicto XVI, ha causado una conmoción que aún muchos creyentes no entienden ni digieren por su trascendencia. Frente a esta situación la comunidad católica ha recibido respuestas simplistas que pretenden explicar la gravedad de una decisión que afecta no solo la institución de la Iglesia Católica, sino primordialmente a la fe y la esperanza.

Se pretende pasar la página de este hecho tan eminente sin advertir su impacto, aunado a los escándalos de la Iglesia Católica en relación a la conducta de algunos malos sacerdotes en el futuro. La consecuencia es inevitablemente, el debilitamiento de la Iglesia Católica, que tendría su origen en las luchas internas por el poder de una institución de más de 1.900 años, que habría llevado al papa a dimitir, colocando la santidad de la labor papal al nivel de una banal función pública, en la que es posible la renuncia justificada con argumentos terrenales para una función entendida como celestial.

Observo con preocupación el decaimiento de la Iglesia Católica frente al fortalecimiento y empoderamiento de otras iglesias en nuestra sociedad, sobre todo porque en esta ocasión el golpe vino de quien menos esperábamos, el papa. ¿Qué pasó con las enseñanzas del postulado del compromiso de la entrega y el sacrificio? Gran tarea tienen los representantes de nuestra iglesia para continuar en el camino de la construcción de la fe católica y la recuperación de quienes en este momento tengan dudas

Nota publicada en larazon.pe