El año de la quinua

Naciones Unidas acaba de oficializar la declaratoria del 2013 como el “Año Internacional de la Quinua” en una ceremonia en la que designó como embajadores del milenario grano andino a la Primera Dama del Perú, Nadine Heredia y al Presidente de Bolivia, Evo Morales.

Lo cual constituye una profunda satisfacción para quienes, como el que escribe, hemos estado los últimos 28 años luchando para impulsar la producción, el consumo y la exportación de quinua en nuestra Patria.

En 1985, el Perú producía 7,000 toneladas anuales de quinua, frente a unas 20,000 toneladas de Bolivia. En el 2012, recuperando las producciones que tenía en la década del ‘40, el Perú registró 42,500 toneladas versus solamente 34,000 de Bolivia, lo que llevó al más importante representante de los agricultores bolivianos de quinua a declarar que nuestra producción ocultaba 14,000 toneladas que habían pasado de contrabando del país del Altiplano al Perú.

Lo cual ciertamente es falso. Lo que ocurre es que la quinua ha recuperado su otrora depreciado status social en la sierra del Perú, se han incorporado numerosas comunidades al cultivo del grano por su demanda y altos precios y la productividad de nuestro país por hectárea es el doble de la de Bolivia cuando se trata del cultivo orgánico.

Este es un tema que debe zanjarse con meridiana claridad ya que, en la presentación formulada en Naciones Unidas –a la cual fui invitado–, Bolivia se presentó como el primer productor mundial de quinua, lo cual es obviamente otra falsedad: nosotros somos hoy por hoy los primeros productores y Bolivia el primer exportador.

Por la capacidad productiva de quinua del Perú, que rebasa largamente la de Bolivia, no debe ni puede temerse tampoco que el mercado de exportación genere problemas al abastecimiento local, como está ocurriendo con nuestro vecino andino: en el 2012 las exportaciones totales de quinua del Perú estuvieron, tan sólo, en el orden del 20 por ciento de la producción nacional.

Este es un reto que implica la necesidad de políticas audaces y coherentes entre el Estado y el sector privado.

Nota publicada en larazon.pe