El Presidente sigue ausente

No nos engañemos, el regreso del presidente Chávez al país, entre gallos y medianoche, solo tiene una razón de ser: el hombre se vino porque se le acabó el cupo de Cadivi y luego de la devaluación pues no le queda otra que volver a llenar su carpetita y esperar que se lo vuelvan a aprobar.

Chávez llegó. Bueno, eso nos dicen porque nadie lo ha visto. La única certeza que tenemos fueron los mensajes en su Twitter. A quienes lo siguen no les importa no verlo, ellos lo sienten en el corazón y eso les basta. A lo mejor debieron haber llamado a Winston para que animara el regreso del Presidente.

¿Cómo se sentirá el Presidente con este desastre de país? Se fue dejando al país mal y regresó encontrándolo peor. Para colmo, sus colaboradores de más confianza hicieron caso omiso de sus instrucciones de diciembre pasado, lo que nos lleva a pensar que harán lo mismo si anuncia instrucciones nuevas. Chávez ha quedado más como una figura decorativa.

¿Quién podría imaginarse que el enérgico Teniente Coronel que ganó la presidencia en el año 1998 con un pico histórico de popularidad y un discurso potente sería 14 años después la sombra de lo que fue? ¿Quién podría pensar que el hombre que ha sido imbatible en cuanta batalla electoral se ha presentado, ahora está tan disminuido que es su segundo quien habla por él?

Pero la historia de Chávez no se acaba, al parecer aún falta mucha tela que cortar (y también mucho país por destrozar). Lo que sí es seguro es que la historia lo recordará, y aquí me atrevo a parafrasear a Gabriel García Márquez, como un hombre que tuvo la oportunidad de salvar a su país, pero que lamentablemente terminó siendo un déspota más.

Nota publicada en eluniversal.com