Inseguridad: es tiempo de un Pacto por el Perú

El asesinato de un empresario en las instalaciones de una conocida notaría, perpetrado con la finalidad de extraerle una importante suma de dinero, ha revitalizado la discusión sobre la inseguridad y los escasos mecanismos para combatirla. No obstante que, ni bien iniciado su mandato, el presidente de la República intentó salir al frente del problema pregonando su intención de acabar con dicha cuestión, es evidente que, a la luz de los acontecimientos, tal proyecto no ha trascendido de la mera retórica y del gesto político que, en su momento, generó aplausos y albergó algunas esperanzas de cambio.

La inseguridad, un fenómeno que escapa a un determinado ámbito y trasciende estructuras y terrenos hasta el punto de convertirse en un asunto trasnacional y globalizado, requiere de soluciones estudiadas que abarquen distintas aristas, sean estas de carácter social, económico, político e, indudablemente, policial-militar.

Luego de asumir su gobierno, Enrique Peña Nieto, el joven presidente mexicano, anunció un revolucionario plan de seguridad (Pacto por México) que consta de 34 líneas matrices, dentro de las cuales destacan la presencia de 10,000 nuevos agentes de la Gendarmería Nacional, el incremento del presupuesto de seguridad y la expansión de la policía federal en por lo menos 35.000 oficiales. Además, dentro del citado plan, se reorganizarían las agencias de seguridad y de inteligencia, perfeccionando los canales de coordinación y traslado de información entre ellas. Dicho plan mereció la convocatoria de expertos de diversos sectores y, posteriormente, el compromiso de las fuerzas políticas mexicanas.

Aunque el problema de la seguridad en México es extremadamente superior al caso peruano, con alrededor de 70.000 muertes derivadas de la guerra del narcotráfico, los crecientes niveles de inseguridad en el país requieren, hoy más que nunca, de una solución inteligente y consensuada. Ya es tiempo de desarrollar un Pacto por el Perú que, al estilo mexicano, reestructure las obsoletas e ineficaces políticas de seguridad y comprometa a la clase política y a la comunidad en general a combatir un flagelo que amenaza con alterar los valores de trabajo, honestidad y superación sobre los que se cimienta la sociedad.

Nota publicada en larazon.pe