Bullying

La naturaleza humana se define en un paradigma, niño, joven, adulto, adaptando estas posiciones en el desarrollo de nuestras vidas, especialmente el niño y adolescente se encuentran en un proceso de estructuración de su personalidad, movilizándose en alguna circunstancia sus núcleos agresivos de venganza, odio, envidia, frustraciones, que son volcados o dirigidos a otro infante que demuestra debilidad y dependencia frente al agresor, lo que constituye el acoso escolar que es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima a menudo con el silencio, la indiferencia o complicidad de otros compañeros e inclusive con la complacencia de los tutores y maestros en la escuela.

Un ejemplo grafica el concepto, en la primaria de un colegio religioso un alumno que tenía problemas de lenguaje, tartamudo, lloraba a la mínima observación de sus compañeros e inclusive del profesor, llegando a orinarse y hacer diarrea. Los alumnos lo acosaban y se burlaban, el profesor en lugar de corregir a los alumnos, a la víctima la hacía ingresar a un cuarto oscuro de depósito con la finalidad que se calmara, pero sucedió todo lo contrario, el alumno entraba en una crisis nerviosa, incrementando la burla de los alumnos y profesor. El alumno nunca quiso regresar al colegio. El director nunca hizo nada, después de muchos años me enteré que el profesor se había graduado de médico, ¡qué tal médico! Estos niños y adolescentes acosadores aprenden de los padres y los maestros a no respetar al alumno débil y en la adultez estos infantes son abusivos, intolerantes y egoístas, por lo expuesto alerta padres de familia y maestros con sembrar valores en los púberes para cosechar niños y adolescentes con futuro.

Nota publicada en Bolpress