La industria petrolera, al igual que cualquiera otra, deriva su competitividad de su habilidad para desarrollar y utilizar tecnologías propias o ajenas. Las propias son producto de su actividad de investigación y desarrollo y las ajenas se obtienen mediante convenios con pago para su uso o a través de la adquisición.
Las grandes empresas petroleras siempre han mantenido sistemas de investigación y han aplicado la tecnología de allí derivada. Para esto se sirven de la experiencia de sus actividades en todos los sectores del mundo donde se desenvuelven, con la ventaja de que pueden dirigir la amplia gama de conocimientos a cualquiera de sus operaciones en distintas regiones. El desarrollo de la industria petrolera en Venezuela se valió de esa capacidad hasta el momento de la estatización y por un período, posteriormente a ella, a través de contratos de suministro de tecnología y comercialización con algunas empresas internacionales que tuvieron o no actividades en el país. Como no disponía de ninguna otra institución que pudiera prestar los servicios requeridos, de esa manera aseguraba poder contar con el apoyo técnico que no tenía la Pdvsa de aquel entonces. Se incluyó lo relativo a comercialización, por cuanto solo la Shell, convertida en Maraven, había incursionado suficientemente en la comercialización directa de crudos y productos.
Como resultado de la creación de Pdvsa, el Invepet se convirtió en Intevep y pasó a ser el brazo de investigación aplicada de la industria petrolera recién estatizada, comenzando así un proceso de búsqueda y estructuración de un soporte para las actividades operativas de las filiales de Pdvsa y para los suplidores de las filiales y los consumidores nacionales, en cuanto a la calidad de los materiales y equipos para la industria. Ello llevó a la creación de la Red de Información Petrolera y Petroquímica y de los productos para el mercado interno. En el camino se le transfirió el grupo de técnicos del centro de petróleo y química del IVIC. Los éxitos no se hicieron esperar: se creó el modelo de explotación de la faja, el método de transporte por flujo anular de los crudos pesados y el notable invento y creación de la orimulsión, fórmula económica de explotar el bitumen de la Faja (Bituminosa del Orinoco), que a la vez lo distinguió de los crudos para efectos de la cuota de producción de la OPEP y creó un nuevo nicho para su comercialización a nivel mundial como combustible reemplazante del carbón; todo dentro de los esfuerzos de investigación de crudos pesados y extrapesados: un gran logro perdido posteriormente. De la misma manera, el Intevep logró patentar innumerables innovaciones en materia petrolera y mantuvo contacto y relación "de tú a tú" con los mejores centros de investigación del mundo petrolero. En 1991 recibió el Premio de Ciencias de la Unesco por el proceso HDH. Por otra parte y de acuerdo con su objetivo, el Intevep estableció y mantuvo relaciones estrechas con las universidades venezolanas para coadyuvar en el fortalecimiento de las carreras técnicas.
El Intevep pasaría a convertirse, con el tiempo, en el soporte indispensable que, junto con la capacidad de comercializar los crudos y productos y de desarrollar y formar sus recursos humanos para operar las instalaciones, convertirían a Pdvsa en la empresa de Primer Mundo que algún día fue.