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Viernes 01 de marzo 2013

Los destrozos de un país

Por: Rafael Díaz Casanova.
Los destrozos de un país
Foto: Referencial

Venezuela es una nación con poca suerte. Dios nos colocó en nuestras tierras muchos de los elementos materiales que podrían constituirse en riquezas. También nos dotó de un territorio donde el clima es benévolo y podemos vivir con comodidades durante todo el año.

Durante todo el tiempo transcurrido desde el Descubrimiento de América nos hemos poblado con una estupenda mezcla de razas cuando se amalgamaron los indios autóctonos con los blancos conquistadores y con los negros que se trajeron desde África para construir una raza donde también tienen su espacio quienes vinieron desde Asia. Venezuela fue un país de inmigrantes.

Fuimos actores fundamentales en los movimientos de liberación de la dependencia de quienes nos descubrieron. Los ejércitos nacionales, tanto de la Venezuela individual como los de la fugaz Gran Colombia, tuvieron responsabilidades de primer orden en la gesta libertadora. Nuestro acto constituyente y nuestra Constitución de 1811, redactada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, fue la primera del continente latinoamericano. Nuestra economía, motorizada primero por los productos de la tierra y durante los más recientes cien años por el petróleo, nos permitió grandes comodidades colectivas y obras públicas que conformaron un selecto elenco que nos llenó de orgullo nacional.

A partir del fallecimiento del general Juan Vicente Gómez se dieron importantes pasos en campos fundamentales del desarrollo de una nación. Desde Chile vino un maravilloso grupo de maestros, comandados por el inolvidable Humberto Parodi Alíster, que fundaron en 1936 el Instituto Pedagógico Nacional, el crisol donde se ha dotado de conocimientos y métodos a los profesores que dedican su vida a instruir a nuestros jóvenes en toda la nación.

En el campo económico fue a partir de los gobiernos de López Contreras y de Medina cuando se dieron los pasos para institucionalizar esta materia y uno de los pasos fundamentales fue la creación de un Banco Central de Venezuela que tuvo la responsabilidad de cuidar la salud de nuestro signo monetario.

Desde la vertiente política, también podemos ubicar en aquellos años los tiempos en los que se construyeron los primeros partidos políticos. Eso nos condujo a un ejercicio político más o menos equitativo que a partir de 1958 nos dotó de cuarenta años de libertad, de una justicia más o menos independiente y de una paz social, que con sus defectos, se dotó de una contratación laboral que nos llenaba de orgullo.

Después de hacer este pasaje rasante sobre nuestra organización nacional, arribamos a estos tres últimos lustros cuando un grupo de militares han traicionado todos los ideales de la nación y han entregado partes fundamentales de nuestra venezolanidad a los comandantes de un sistema comunista que dio sus primeros pasos en La Habana cuando también se inició la democracia en Venezuela. Sus agresiones tuvieron un hito y una derrota el 8 de mayo de 1967.

Después de promover uno de los pecados más graves que se le ha infligido a Venezuela, la emigración de un sector joven, preparado y con iniciativas que comenzó con un desgraciado pitico televisado, se ha logrado la complicidad grosera y desgraciada de todos los poderes y de las pocas instituciones sobrevivientes, para que el ejecutivo dicte leyes y decretos que para comenzar, muchos de ellos tienen graves conflictos con los dictados de la constitución vigente.

Se han gastado de manera vil los ingentes ingresos nacionales comprando inútiles dotaciones bélicas y regalando partes fundamentales de los recursos nacionales a países "amigos". No ahondemos en la incontrolada e indebida corrupción que ha hecho ricos a traficantes de favores.

Se ha destruido el aparato productivo que costó tantos años y tantos esfuerzos. Los agricultores, los industriales y los comerciantes venezolanos han sido tratados como si fueran no solo indeseables sino delincuentes. Hemos favorecido también a los constructores, agricultores y productores de Brasil, de Nicaragua, de Argentina, del Uruguay, de Bolivia, de Ecuador y a los "tramitantes" de favores que comandan los Castro desde Cuba.

Todo esto ha sucedido con poca resistencia. Nos acercamos a otro evento electoral viciado de miles de ventajas para el régimen que nos destruye. Tenemos que seguir luchando para cambiar estas terribles situaciones. El voto es el único mecanismo que tiene la sociedad civil. Las armas las controla el régimen y están en manos de los militares. Al régimen lo conducen traidores de los ideales de los venezolanos.

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