Desde principios de noviembre los transeúntes del puente en Acho que atraviesa el Ríos Rímac, veía las filtraciones que se originaban en las paredes de una obra nueva denominada Vía Parque Rímac. Era previsible suponer la crecida que empezaba y el peligro del colapso de esos muros. No había que ser ingeniero para ello. ¿Se tomaron las medidas ante esa alerta ciudadana? Lo único que tranquilizó a la opinión pública fueron las declaraciones de la alcaldesa Susana Villarán el 27 de diciembre de 2012: No hay de qué preocuparse, todo está bien y controlado.
En la noche del mismo día de esas declaraciones, el muro colapsó llevándose en su camino maquinaria y vehículos de la empresa constructora. Ante esos hechos SENAMI informó que ese día 28 el cauce del Ríos Rímac llegó a 90 m3 x seg., y la empresa contratista (brasilera OAS) afirmó que esos muros estaban preparados para soportar hasta 120 m3/seg. ¿Quién supervisaba la obra? Naturalmente la Municipalidad de Lima.
No hubo desgracias personales que lamentar en el momento del colapso del muro, pero todo lo que se avanzó en infraestructura ha quedado destruido o debilitado. En consecuencia, tendrá que demolerse y los peritos evaluar las pérdidas. Los costos de esa obra, que fue paralizada por la actual administración municipal de Susana Villarán para modificar el Expediente Técnico y que podría haber determinado sus actuales consecuencias, es el pretexto perfecto para que la empresa brasilera no asuma los costos de esta obra casi destruida.
Pero existe una gran duda respecto a quién auditará los daños. Lo tendrá que hacer una empresa internacional especializada y con el debido prestigio en estas causas, lo que determinará un necesario incremento en el costo de la obra, una revisión minuciosa del Expediente Técnico y su reformulación; además hay que agregar, el daño colateral e irreversible ocasionado al muro de la Vía de Evitamiento y otros que forman parte de los daños.
Aunque existe un silencio inexplicable, aún no se pronuncia la institución de los profesionales de la ingeniería. Esto jamás debió suceder y ahora vendrán los juicios. Lo más probable es que esto termine como la obra del Túnel de Santa Rosa, aún paralizada desde hace dos años y que debió unir San Juan de Lurigancho con el Rímac (La empresa contratista no pagó nada y se retiró. La Municipalidad de Susana Villarán, tuvo que declarar Resuelto el Contrato).