Los meses de lluvias en la Selva Alta, han ocasionado un alto en el accionar de SL (facción Quispe Palomino) en el VRAEM, pero no significa que el tema haya estado ausente de la política. Esto incluye las relaciones con EE.UU y las distintas agencias que operan en el Perú (Grupo Consultivo, NAS, sub contratistas, Comando Sur y Pentágono). El Perú pareciera estarse convirtiendo en un espacio fundamental en la nueva estrategia hacia los Andes. Hay seis asuntos que vienen ocurriendo y que se encuentran relacionados: (I) negociación de convenio militar Perú/EE.UU, (II) erradicación de coca en el VRAE, (III) alerta de la Embajada a sus ciudadanos para que no viajen al Cusco, (IV) incremento militar norteamericana en el país, (V) construcción de pista aérea en Pichari con participación de contratistas de EE.UU, y (VI) el paquete legislativo del Premier Jiménez. Vistos en conjunto, estos hechos reflejan intentos de militarización e incremento de la guerra en una zona convulsionada, así como de injerencia externa en asuntos domésticos, que se contrapone al discurso nacionalista.
Empecemos por la construcción de una pista militar en una localidad cercana a Pichari (Cusco). Esto representa un nuevo elemento que provocará el aumento de la militarización y la injerencia de los EE.UU en la zona que es, al mismo tiempo, la mayor productora de PBC y cocaína, así como el escenario natural de SL. El Comando Conjunto, el Grupo Multisectorial VRAEM y la FAP, engañan a la población primero negando los hechos, y segundo, señalando que se trata de un aeropuerto civil de uso comercial, contando con el apoyo de algunas autoridades locales. Además, hemos podido corroborar la participación de dinero norteamericano en el diseño del Plan Maestro para la construcción de esa pista.
El tema de la Embajada de EE.UU y el alerta a sus turistas, ante la amenaza de poder ser secuestrados, implica la interceptación de comunicaciones entre mandos de SL, podría representar una fractura en las relaciones con la Embajada en Lima. De producirse la alerta, según CANATUR podría representar una caída del 30% del turismo. En términos de seguridad, la reacción diplomática es consecuencia de una acción de inteligencia militar en territorio ajeno, y refleja, la falta de confianza en las autoridades peruanas.
En diciembre del 2012, aparecieron publicados 22 Decretos Legislativos del Ejecutivo, para enfrentar la inseguridad. Este paquete, representa varias cosas. Primero, una re ingeniería completa de las FFAA, el Comando Conjunto, la PNP, los Servicios de Inteligencia, según criterios modernos de operaciones conjuntas conforme los estándares norteamericanos. En segundo lugar, representa una visión militarista. Veamos. En el VRAEM existe un Comando Militar, el Grupo Multisectorial VRAEM, el Frente Policial y el Comando Conjunto; además, la zona se encuentra en Estado de Emergencia.
En estos meses, han aumentado considerablemente los ingresos militares norteamericanos para entrenar a personal de la Marina, en las bases de Pichari, Palmapampa, Santa Rosa y otras. Además, en este período se produjeron las visitas del entonces Secretario de Defensa, León Panetta y del nuevo Jefe del Comando Sur, General John Kelly. Esto representa sin duda, la confirmación de la nueva dimensión que adquieren las relaciones de Defensa, entre ambos países, especialmente en la aplicación de la ley, lucha contra el narcotráfico y crimen organizado.
En la lucha antidroga, el Ministerio del Interior y la presidenta de DEVIDA han anunciado la erradicación de cultivos de coca en el VRAEM. De producirse, podría representar un problema para el conflicto que se vive en la zona. Recordemos que allí viven 20,000 ronderos, cocaleros con experiencia de guerra y que no están dispuestos a dejar su producción de coca, cuando la respuesta podría estar en una reducción concertada con programas efectivos de desarrollo rural. No hacerlo, podría retroalimentar el discurso de SL en la zona.
Luego se anuncia la negociación de un nuevo convenio militar entre Perú y EE.UU que reemplazaría al de 1951 y les otorgaría una serie de facilidades a los militares norteamericanos. En diciembre se produjo la primera ronda de negociaciones en Washington, la segunda se llevaría a cabo en Lima. Este instrumento al afectar las relaciones internacionales del Perú, debiera pasar por el Congreso. Aparentemente, se está negociando la visita del Presidente Humala a EE.UU y se están apurando las negociaciones para que se encuentre listo para su firma. Vistos en conjunto estos hechos, ¿Qué análisis podemos hacer?
En primer lugar, evidencia un acercamiento político no antes visto, ni siquiera en los gobiernos pro americanos de Toledo y García; pese a las malas relaciones de Lima con la Embajadora Rose Litkins (salvo el caso de la Primera Dama), las relaciones con autoridades de mayor nivel adquiere mayor importancia. En segundo lugar, este gobierno vence las anteriores reticencias de militares peruanos a colaborar con sus pares de EE.UU, lo cual confirma las limitaciones que están sufriendo en el campo operativo para la conducción de las acciones anti subversivas.
(*) Artículo publicado en el portal Otra Mirada