La muerte de Chávez a sus 58, años es como un giro loco de la historia. Parece mentira que quien fue el epicentro por 14 años en este país de repente se enferme y fallezca. Muchos lo veían como invencible. Sus partidarios no le impidieron la aventura de una campaña electoral cuando sabían que deterioraría su salud. La ciudadanía lo ideaba como un caudillo, que todo lo que decía se cumplía y todo lo que quería lo lograba. Mientras que para miles su discurso era el inapropiado, para la mayoría eran versos que les penetraba la piel. La devoción de millones de venezolanos no solo se comprobó en las urnas electorales sino también en estos días póstumos. Su principal apego proviene de los sectores más necesitados de la nación.
Sin duda, fue un político astuto y con un olfato como pocos en estos tiempos. Cuando los opositores denunciaban el errado manejo de la economía del país enfilaba su propuesta socialista. Cuando se le criticaba su manera de actuar en el exterior y sus alianzas con autócratas del mundo, más adeptos tenía y ganaba reconocimiento internacional. Cuando un sector del país le pedía que se alejara de los hermanos Castro, más se apegaba a Cuba. Hizo lo que intuía, incluyó a muchos excluyendo a miles que no compartían su visión y actuación. Descuidó la infraestructura del país sin que la mayoría de la población se diera cuenta y les importara. Manejó los recursos del Estado y los medios de comunicación como ningún Presidente lo hizo antes.
Nos propuso una nueva Constitución que se convirtió en un excelente pacto social y sin embargo se violó muchas veces. Prometió no usar más el uniforme militar y lo uso hasta los últimos días. Fue duro con la oposición y con sus adversarios, sin embargo, manejaba la ternura con sus seguidores y cuando quería era arbitrario con sus allegados. No fueron pocos los que lo acompañaron durante su gobierno y lo abandonaron. Pretendía crear un país nuevo acabando con las viejas instituciones. Llegó al poder con la bandera anticorrupción y permitió el despilfarro de las arcas del Estado durante su régimen. Convirtió a la burocracia del Estado en sumisa y la masificó. Prefería lo político a lo técnico. Impuso un Estado fuerte y un sector privado débil.
En fin, un personaje que podía encajar solo en la Venezuela que quería cambios, que pedía un líder y quien con sus virtudes y defectos difícilmente será imitable y repetido. Su personalidad y audacia tuvo mucho que ver con su éxito, y por supuesto, coincidió en el tiempo y en la historia con una nación profundamente rica que le permitió aun con políticas incorrectas ayudar a los que menos tenían. Sin duda, un hombre con muchas contradicciones y también con muchos méritos.
Su legado más importante para la Venezuela política es que mientras existan pobres en Venezuela el centro de la dedicación tiene que ser en lo social. Chávez bien entendió que incluir a los menos atendidos del pasado era una tarea obligatoria. De allí, su superioridad y quizás sea su marca de distinción a pesar de tantos desaciertos y tanto conflicto.
Lo peor de su gestión, fue la de excluir a tantos otros venezolanos. Miles se fueron del país. Su actitud ante la clase media y su permanente confrontación con los sectores productivos le hicieron un gran daño a la nación y a la posibilidad que sus sectores honestos contribuyeran con el fortalecimiento del país. Prefirió la lealtad política antes que respetar la divergencia. Abrió pocos espacios para el diálogo con quienes lo adversaron. Vio enemigos, pitiyankees, en donde tenía que ver venezolanos con otras visiones ante su proyecto y que democráticamente lo antagonizara. En fin, la historia se encargará de evaluar lo que realmente pasó en estos años y su legado.
A Chávez no lo debió derrotar una enfermedad. Lo más sano para la nación hubiese sido una derrota política.
Por lo pronto, vienen nuevas coyunturas para Venezuela. Ojalá que todos aprendamos de lo positivo y los errores de este recién pasado y nos preparemos para mejores tiempos, para una Venezuela más unida, más prospera, más justa. Se requiere que la lucha política futura se lleve al terreno de las ideas, de las propuestas y no de la confrontación inútil.
Nota publicada en eluniversal.com