De la revocatoria a la Gran Marcha por la Vida

Lima ha sido dividida por la revocatoria. 400 mil personas han obligado a votar a más de 6 millones de limeños para tratar de sacar del cargo a la alcaldesa Susana Villarán. Un esfuerzo fallido, que fastidió para nada, con una gastadera de dinero y todavía que se repetirá el próximo noviembre para elegir a nuevos regidores por solo un año.

La revocación tiene que ser reestructurada para que el país no pierda el tiempo y plata. Más es el daño que se hizo. Se votó ideológicamente contra Fuerza Social, se revocó por venganza al hijo de Luis Castañeda, quien pagó por los pecados del padre. El único gran ganador ha sido Marco Tulio Gutiérrez, quien tiene expedita –con antipatía incluida- su candidatura al Congreso. Todos los furgones de cola, como Solidaridad, el APRA, perdieron. Ahora que siga la reforma del transporte y finalicen las obras programadas.

Aunque están muy frescas las heridas, creo que tenemos una gran oportunidad para la reconciliación y qué mejor que participar en la Gran Marcha por la Vida que se desarrollará este sábado 23 de marzo.

Organizado por el Arzobispado de Lima, la marcha comenzará en la Av. Peruanidad (Campo de Marte) a las 9 de la mañana y culminará en el parque Ramón Castilla de Lince.

Será una gran fiesta para la sociedad y una defensa de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Es hora que marchemos y nos reconciliemos con Dios.

(*) Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera.

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Publicado en el diario LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 20 de marzo de 2013