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Miércoles 20 de marzo 2013

"¿Ganamos o perdimos? Las dos cosas, compañero"

Por: Javier Barreda Jara
'¿Ganamos o perdimos? Las dos cosas, compañero'
Foto: Difusión

ACTO I

Todo iba bien o, bueno, estaba bien para el SI, hasta que a partir del famoso debate se abrió la compuerta y la capacidad de resistencia del sector cuasi-duro del SI se abrió al acoso sistemático, permanente y millonario de los argumentos del NO. Desconciertos, imprecisas respuestas, dudas, sensación de desgobierno edil, mujeres que dicen No y después Si, etc. ¿Qué vino después? Cayó la resistencia y el Apra no pudo sostener la invasión de los argumentos de los no-revocadores: “abismo”, “caos”, “gastos inútiles” y, ese mismo, día tráficos y espera en un proceso que llegó a Lima para la sorpresa de todos. Este proceso no lo inició partido alguno, lo comenzó un grupo de persistentes “impresentables” (como los “nuevos ricos horrorosos”) que hace cinco meses también derribaron los muros de la RENIEC, los medios de comunicación y, después, del Jurado Nacional de Elecciones y trajeron la revocatoria a Lima desde las provincias, como del campo a la ciudad.

“¿Revocatoria? Y eso que es” me preguntaba un amigo, cuando llegó el mismo día del fiasco de La Parada. El Apra consultó a sus bases y se movilizó. Pero “¿Qué les pasa y en qué se han metido?” me increpó con elegancia uno de los diplomáticos más exitosos del país. Había 60% o 65% de desaprobación y el apoyo a la revocatoria estaba puntos menos. Estoy seguro que si el SI hubiese estado tas con tas, igual el APRA se sumaba. Razones publicables muchas y conocidas; razones no publicables, debe haber. Pero lo principal: Lima decide toda elección nacional. ¿Y los aliados? eran fuertes pero no tan ágiles y muy inexpertos. La batería enemiga inició una campaña interesante, pero cuyo impacto no fue tal. Se podía resistir desde el “sentimiento popular”. Las encuestas podían estrecharse, y se iban a estrechar, es lo óptimo en un proceso de dos fuerzas, de dos opciones; los indecisos tendrían que irse para uno otro lado; pero el NO no pasaría la media cancha. La Alcaldesa cometía errores y más errores. Su comando de campaña le había aconsejado que se esconda y que múltiples rostros conocidos digan por ella NO de mil formas En el NO había un ejército regular, en el SI guerrillas dispersas. Nosotros debíamos sostener el núcleo duro y reiterar que su gestión era incapaz. Tal vez fue demasiado monocorde pero servía para resistir y fue así hasta una semana antes del 17 de marzo.

ACTO II

La última semana fue de movidas inesperadas. La clase media, la tradicional y emergente o popular, el múltiple sector C, era el electorado clave. “Al medio hay sitio” decía Rolando Arellano y ahí estaban las definiciones (el D y el E ya no son mayoría). Rombo social más que Pirámide Social. Desde hace una década este sector medio de todas las Limas tiene aspiraciones, demandas anti-sistemas dentro del mercado y aspiraciones de progreso lógicas, pero también, a medida que asciende, consume, y tiene tarjetas de crédito, protege la estabilidad y su voto deja de ser más emotivo para ser más racional (entre el “rational” cholo de Carlos Meléndez que el emocional voto de Arturo Maldonado). Por ahí se derrumbó la resistencia ante el bombardeo – que fue mucho – del NO. Todos los generadores de opinión se inclinaron por el orden municipal y por sostener a la Alcaldesa Villarán. Ni el discurso de la “no a la corrupción” ni el de la decencia frente a las “manos blancas” y menos los brazos cruzados calaron o rompieron el muro del SI. Pero sí el autogol del debate que fue y no fue pero tuvo una letal onda expansiva contra el SI (ya lo han dicho varios). A una semana del debate habría más atención hacia los bloques y el electorado podía variar. ¿La inexperiencia?, ¿la falta de orden?, ¿el personalismo de los aliados? No sabemos. Pero se generó la sensación de vacío y de un salto sin piso. Y el revocador principal e inicial comenzó a saturar y cometió errores claves que se sobredimensionaron, pasando de héroe a villano. Fue ahí que salió Lourdes Flores y su “NO diferenciado”. No importaba que un publicista “con prontuario” dirigiese la campaña, ni que diferencias ideológicas distancien a “Tierra y Libertad” de Villena, Valenzuela o Mónica Saravia; ni que el recuerdo de un “audio” truncase una interesante llegada de Lourdes Flores a la Alcaldía de Lima. Ellos optaron por la gobernabilidad de Lima. Y sumaron todos los votos que ninguna campaña publicitaria pudo generar (ni Melcochita, ni el Alianza Lima ni los amigos de “Al Fondo hay Sitio”). El sentido pragmático y de orden de las viejas y nuevas clases medias salvó a Susana Villarán, pero no pudo salvar a sus regidores.

Siguiendo la división de IPSOS las cuatro Lima dijeron SI aunque ajustadamente (claro, porque ahí también hay mesocracia, nuevas expectativas, más pragmatismo, progreso naciente y sentido de orden) y en la “Lima Moderna” (así la llama Alfredo Torres), desde Miraflores hasta Lince, incluyendo Surquillo y Surco, se votó por el orden en un promedio mayor a lo que el SI ganó en el resto de Lima. Todo concluyó ahí. El SI perdió lo que el NO ganó y la “pequeña burguesía” (de la que se mofaba Mariátegui- José Carlos no su nieto Aldo) salvó a la izquierda de la revocatoria. Algo así como Barrantes era salvado por Vargas Llosa y Frederick Cooper. Paradojas de los nuevos tiempos.

ACTO III

Sobre el cruce de votos y la salida del municipio de los regidores de la ex -Fuerza Social, se escribirá después, pero convirtió la explicable celebración del NO del domingo en una congoja natural. El voto calculado de un 3, 4, o 5% del NO como el Rio Rímac se llevó una obra en inicio de la empresa OAS, se llevó -¿temporalmente?- a la joven, inteligente y regia infantería de Susana Villarán. Lo curioso de ello es que los más expuestos y los más mediáticos (ambos de la PUC) se fueron, al igual de los que nunca aparecieron (Erazo, Rodríguez y 15 regidores que nadie vio en televisión).

¿El azar?, ¿la fortuna?, ¿la maldición PPKsica?, ¿la bendición conservadora o evangélica?, ¿el equilibrio de los Apus de Lima? No lo sabemos aún. Pero la Alcaldesa Villarán se ha quedado en manos del PPC. Nuevamente la lógica de los garantes y el arrepentimiento y la hoja de ruta. El PPC ha ganado un prestigio de responsables, pero también un peso de ser corresponsables de una gestión que salvaron y veremos si la controlan del todo.

Solidaridad Nacional movilizó y tiño de amarillo el SI, pero sin organización y cuadros. Eran activistas de corto entusiasmo y convicción. Luís Castañeda decidió salir solo el día domingo mismo de las elecciones; ni siquiera el sábado para responder sobre el audio publicitado. Otra vez el audio, pero nadie puede asegurar si fue determinante. En vez de ser más intrépido y compensar la salida más audaz de Lourdes Flores, su ex-aliada, dándole sentido, un día siguiente palpable, una viabilidad al SI, esta vez calculó y no asumió su propia batalla. El domingo 17 de marzo ya nadie lo escuchó y Guido Lombardi se dio el gusto de sacarlo del aire con mucha pana. Solidaridad Nacional, el pragmatismo de las obras de la Lima popular, perdió y solo Dios sabrá si se recuperará, pero ello depende más de Castañeda y del final de la gestión Villarán -Flores.

Susana Villarán ha ganado –ella sola – dos años de gestión y Fuerza Social ha perdido casi toda su vocería de regidores; su registro electoral ya lo había licuado antes en una aventura presidencial a la que nadie le exigió ingresar solos y con tan mal candidato. El PPC ganó mucho en el corto plazo, pero desde ahora son cogobierno en una ciudad con tantas dificultades y una agenda pendiente tan susceptible y tensa. El PPC o toma directamente la gestión del municipio o pierde cargando un muerto que no es el suyo. Peligros de una gestión siamés.

ACTO IV

El APRA dio la cara; optó legítimamente por el SI y fueron sus dirigentes principales voceros de la causa de la revocatoria. Ausente en los últimos comicios de Lima, electoralmente el APRA ahora se acercaba a sectores que con firmeza, por múltiples razones y también emociones persistieron en un SI a toda prueba. ¿Ser parte, solo una parte, del casi 49% del electorado, es perder? No lo creo. Más aun cuando en el NO hay por lo menos 7 partidos y 6 candidatos presidenciales. Por supuesto, que se perdió en la revocatoria a Susana Villarán y ahora, lo mejor para ella y la ciudad. Levantó ella de atrás y eso tiene un mérito. Pero nadie puede decir que el Apra no se posicionó, que movilizó y argumentó. Que las clases medias y los empresarios del NO ya no votarán por el Apra por que quiso revocar a la Alcaldesa y generar caos, es bien discutible. Qué Alan García haya perdido un sector potencial, sólo se responderá a la luz de los resultados de una próxima campaña nacional, nada evidencia que él pierde ni en el corto ni en el largo plazo.

El Apra perdió pero a la vez ganó. Las dos cosas, como el SI y NO a la vez en todos los que participaron. Se ganó mucho posicionamiento, pero se perdió en lo principal y se acepta y que sirva de lección porque Lima tiene que ser mejor conocida y reconocida por sus políticos. No se revocó a Susana Villarán, finalmente, quizá es mejor para Lima, Alan García y el Apra, por los costos futuros que se pueden generar en los peruanos cuando se sensibilizan, deciden perdonar y les nace un remordimiento después de toda sanción, así sea justa, o porque siempre se extraña lo que se va, así lo eches. Toda la campaña los limeños palmotearon y jalaron las orejas a la Alcaldesa, pero al final se le permitió otra vez dar examen. El desfogue, la ira, se acabó antes del 17 de Marzo en más de la mitad de Lima.
………………………………………………

Por eso, a la pregunta qué si ganamos o perdimos, respondo, las dos cosas. Como ha pasado con todos los que nos metimos, los metimos o nos metieron en la revocatoria en pleno calor de verano, sorprendidos por un Papa argentino y esperando que el Perú le gane a Chile en el próximo partido, donde también todo puede suceder y hasta a Lima irle mejor.

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