Estados Unidos para la política interna de Venezuela es el perfecto comodín. Es el propio Jolly Joker para generar ruido o para cambiar el staus quo de la política nacional. Lo han usado magistralmente durante los últimos años, pero lamentablemente para los ideólogos, como que ya perdió sentido estratégico para convencer a los incautos de que el enemigo de Venezuela es Estados Unidos y creer que cada vez que generamos una confrontación nos suben los puntos en las encuestas.
La gente está sospechando de que el comodín se usa mal y que los han sometido a lo largo de muchos años a una trampa mediática en donde el verdadero enemigo de Venezuela no es el imperio, no esta en el exterior, sino aquí mismo en casa.
Los venezolanos, ingenuos sí, pero ya con capacidad de olfatear la mentira y el escándalo cuando ella es parte de un show mediático que como último fin tiende a generar sentimientos de solidaridad nacionalista ante el supuesto atropello del Norte. Cada vez que sube el tono de la política interna o necesitamos encubrir nuestras propias deficiencias, la instrucción al Canciller de turno es, arremeta contra el imperio porque al fin y al cabo no pasa nada. Peleamos contra Goliat, lo insultamos, lo amenazamos y nos quedamos tranquilos un buen tiempo hasta el próximo episodio para que Jolly cumpla su rol.
Washington, por supuesto, ni enterado pues el efecto de la guerra de baja densidad con Venezuela poco les preocupa y las reacciones las tiene bien registradas en el "trouble shooter" del Departamento de Estado que se encarga de seguir sus relaciones con la región y especialmente con los amigos del ALBA.
Lo cierto es, que ya muchos venezolanos, que incluye a muchos seguidores del Gobierno, se comienzan a preguntar cómo es que ese imperio malvado no reacciona ni con el pétalo de una rosa. Por qué seguimos alimentando con nuestro petróleo el motor de ese "malvado" país para que siga atropellando al mundo.
La realidad es que estas escaramuzas no tienen sentido y son una pérdida de tiempo y de oportunidades para el pueblo. El mundo, con Estados Unidos a cuestas va definitivamente por otros senderos y nos guste o no, como bien nos han enseñado países como México y Brasil, con diferencias, han sabido construir agendas positivas de beneficios compartidos. Por otra parte, debemos recordar, y allí una de las contradicciones de estos gobiernos, que es más lo que nos une con los gringos que lo que nos separa. Hay realidades más fuertes que el odio.
Empresas de Estados Unidos nos compran la mayor parte de nuestro petróleo, nuestras principales importaciones vienen de ese país, el segundo idioma que más se habla en Venezuela es el que ellos hablan, donde más venezolanos viven fuera de Venezuela es en Estados Unidos, donde más viajan los venezolanos al exterior es precisamente a ese país. Nuestros dobles nacionalizados de hoy muchos son del imperio. El sitio que más visitan los hijos de los que nos gobiernan en estos tiempos, prefieren como primera escala Disney. Sus líneas aéreas vuelan más a Venezuela que de ningún otro país. Vemos su televisión, su cine y comemos en abundancia su única contribución a la gastronomía mundial, las hamburguesas.
Es tiempo de sindéresis y hay que buscar mejores excusas para tapar nuestros problemas internos. Es lógica una relación de respeto y de amistad con Estados Unidos. Es bueno para los gobiernos y especialmente para los pueblos.