Encuestas mayoritariamente favorables al indulto del ex – mandatario Alberto Fujimori e invocación de su hija Keiko al presidente Humala para que reflexione en semana santa sobre el particular, serán insuficientes para que éste tome la decisión de enviarlo a su casa. Es obvio que en una fría evaluación beneficio-costo, ganará expresando una negativa. Esa es la realidad que pronto veremos.
El costo de un indulto es demasiado alto para el gobierno, significaría una colisión con dos frentes a los que tiene temor reverencial: a la izquierda llamada “caviar” y a Mario Vargas Llosa. De los primeros; el poder mediático, el de movilización no numerosa pero vocinglera que puede ser obstruccionista para la gestión y su influencia en las instancias judiciales nacionales y supranacionales, son para el timorato “Humalismo” cosa grande de temer. El segundo; el del nobel, significaría como la pérdida de un certificado ISO de buena conducta a nivel internacional. Es innegable que el novelista ha tenido mucho que ver en su aceptación en ciertos niveles trascendentes de la comunidad global.
A esto se suman algunos temas periféricos, pero que no dejan de ser importantes, como lo viene a ser el “toledismo”, que con su bancada parlamentaria le permite tener la mayoría para poder resolver situaciones complicadas que se presentan en el legislativo como: votaciones en leyes que el ejecutivo requiere, interpelaciones, censuras, comisiones investigadoras y acusaciones constitucionales. Y el “sano y sagrado” hoy convertido en un autodenominado “catón de la democracia”, rompería su convenida alianza de gobernabilidad, si Fujimori recibe la gracia presidencial.
Toda esta lógica funcionará con precisión de reloj suizo, siempre y cuando la gobernante “de facto”, Nadine Heredia, no decida postular, lo cual es fácil de predecir, quiere hacerlo y no hay más. Allí tendrá a Vargas Llosa de crítico, ya le ha mostrado las fauces cuando se ha hablado en público del tema. Por supuesto que Alejandro Toledo se iría tirando la puerta lo cual va ocurrir de todas maneras con Nadine candidata o no, pues él quiere volver a la casa de Pizarro, lo cual sería incompatible con aparecer de corifeo del régimen en la última fase del mandato.
El final de gobierno no será nada fácil para Ollanta Humala, su esposa postulará de todas maneras, el nobel se le enfrentará, Toledo se irá y las huestes de Keiko, le pasarán la factura por no haber indultado al líder. En este escenario, los poderes fácticos, voltearán a apoyar a un Alan García, hoy converso y confiable para ellos. Esa será la foto desde finales del 2015 y el atlético comandante en retiro se irá con más pena que gloria. Es el costo de deber la asunción del mando a tantos actores.