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Viernes 29 de marzo 2013

Cristianos deben optar por seguir a Jesús o quedarse con Judas, Pilatos o Barrabás

Por: Néstor A. Scamore M.
Cristianos deben optar por seguir a Jesús o quedarse con Judas, Pilatos o Barrabás
Foto: Referencial.

Cristo fue crucificado porque era considerado peligroso para los gobernantes de la época y los que lo crucificaron son los que ahora no permiten que en su nombre se predique la igualdad de los hombres, se denuncie las injusticias del liberalismo económico y se cumpla el mandato de amar al prójimo como a ti mismo.

Muchos se preguntarán, en este tiempo del liberalismo salvaje, como lo llamaba el Papa Juan Pablo II, qué utilidad tiene el cristiano y la Iglesia. La respuesta es fácil y tiene mucha utilidad, ya que Dios toma siempre el costado de los olvidados, de los últimos, de los que nunca han partido, de los desposeídos, de los más pobres, de los más sufrientes, de los que les han roto los brazos, de los que no saben si comerán mañana, de los que llevan la inseguridad como sombra perpetua, del enfermo de enfermedad final.

Creo que es la hora de meditar y decirnos, si hasta ahora hemos sido un Judas traidor en todo el espectro de su malignidad, como el no amar, desconfiar, hablar mal, envidiar, utilizar y vender al prójimo, o un profundo egoísta como Poncio Pilatos que lavó sus manos con el no sé, no conozco, no opino, como la ciudad de Filadelfia en el Apocalipsis, cuando en ella se expresa que el hombre no debe ser de “aguas tibias” o te manifiestas en tu vivencia de vivir o por omisión pecas quizá más que por acción, o un inmoral Barrabás pecado del mismo pecado.

Bueno, si hasta ahora hemos sido parte de esta gama deshumanizada, malévola y globalizada, producto del consumismo idiotizado del liberalismo salvaje de nuestro tiempo, debemos tratar de enmendar y ser mejores empezando por cumplir con el primer mandamiento del humanismo cristiano, que es el amar a tu prójimo como a ti mismo, de esta manera habremos desglobalizado el mundo de egoísmo y lo habremos globalizado con amor.

El plan de salvación de Jesús es difícil de entender, porque el paso hacia la salvación es a través de la muerte; una muerte que es no sólo término de la existencia biológica, sino muerte de todo en El: Sus sentimientos quedan triturados, quebrados, rotos, aparentemente todo desemboca en un fracaso, muere su éxito, todos los componentes de su personalidad y de sus deseos mueren; pero, para convertirse en fuerza incontenible de fecundidad, de vida eterna y como dice San Juan: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si cae en tierra y muere da mucho fruto”.

RÍO DE VIDA

Y esta es una visión que da hermosura y musicalidad a esa tragedia del Calvario. Nunca nuestra tierra ha recibido en sus surcos una semilla más promisoria. Nuestra tierra, esa tierra que nos recibe, sobre la que habitamos, en la que nos movemos y nos alimenta, ha sido enriquecida por esta siembra, y regada con ese río de vida que es la persona misma del Hijo de Dios. Felicidad a esta tierra que ha sido sacrificada con la presencia creadora de esta hermosa semilla, de este grano de trigo, ÉL, de ahí que la muerte es la mayor verdad, de que es la más grande explosión de vida y fecundidad.

Una vez le preguntaron a Borges si creía en Dios y respondió: “¿Bueno si existe, por qué permite tantas barbaridades?”, todos debemos concluir que no tenemos respuestas de lógica matemática a estos interrogantes, ni las tendremos nunca, pero estoy convencido por inteligencia lógica y la fe de tantos y tantos hombres sapientes, mi profunda fe cristiana y la ciencia bíblica de la fe en ella, que debemos comprender los interrogantes tal sean y vivir con ese problema, sin llegar a caer en la desesperación. Recordemos al centurión que en la cruz exclamó “realmente este hombre era el Hijo de Dios”, se ve al pagano que por providencia y revelación divina, reconoce en ese momento en el hombre al Hijo de Dios.

Llegaremos a un juzgamiento irracional en los últimos días de la vida de Jesús; era importante eliminarlo, ya que ÉL representaba un peligro para la religión y para la sociedad civil, hay un sin sentido tan increíble en esta sentencia: Jesús considerado como enemigo de la Religión, Jesús considerado peligroso para el funcionamiento de la sociedad y el Estado. Es verdad que muchas actitudes religiosas, incluso hoy, son cuestionadas por el Estado, por la forma en que Cristo nos enseña adorar a Dios y a creer en ÉL; pero cuidado, no se puede amaestrar a Dios, no se le puede domesticar con nuestros ritos, con nuestros pequeños actos religiosos, en que no nos entregamos en serio, y que no producen en nosotros todas las consecuencias que deberían producir, le damos en el mejor de los casos unos cuantos actos, quizá una vez a la semana misa, un rezar esporádico, una visita inconsciente al Santísimo y ya con esto basta.

Pero seguimos con Judas en su espectro de no amar, utilizar y desconfiar del prójimo hasta sin conocerlo, de ser un Pilatos pecando quizá más por omisión que por acción o quizá un Barrabás de pecado por el pecado. Incluso también en nuestros días Jesús es considerado peligroso para la sociedad civil, ya que muchas veces no se considera, ni se admite que su verdad tenga consecuencias sociales, económicas o políticas, que en el nombre de Jesús se permita hablar de la igualdad de los hombres, del salvaje liberalismo económico como decía Juan Pablo II, ese que mata y ataca directamente el sentimiento de humanidad y que incluso por utilidad económica defiende calladamente el narcotráfico, para balancear sus desequilibradas economías.

DEFENSA DE LA VIDA

Que se predique la justicia social sin componendas; asimismo, parece peligroso que en nombre de Jesucristo se predique la defensa de la vida y que el inconsciente egoísta hable de la pena de muerte sin saber qué significa siquiera, es peligroso también se hable de la defensa de la vida contra todas las diversas amenazas que la vida humana padece hoy día. Nos parece peligroso aceptar el mensaje de Jesús sobre la producción y la riqueza, sobre la estructura de la familia, la indisolubilidad del matrimonio, sobre el concepto del amor y sobre todo la dignidad de la persona, por cuanto ahora es común el dudar del prójimo y utilizarlo en la conversación como chisme vulgar de prostíbulo o como lo utilizan y manejan los grandes medios de comunicación, en donde el ser humano es vituperado, injuriado, difamado, calumniado, prostituido, vendido, matado con la palabra hasta maltratarlo en su íntima condición de Hijo de Dios.

Es aquí donde hay que seguir a Cristo, y si el recuerdo de nuestras defecciones llegaran a desanimarnos, debemos recordar que en la Hora de su Pasión, el Hijo de Dios amó a los pecadores hasta el extremo de dar su vida por ellos (Con información del diario La Razón).

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