Cada tanto aparece en el mundo la amenaza de una nueva guerra mundial, ahora nuclear. Alguna vez fue Berlín, luego Cuba, otra más Oriente medio; ahora le toca el turno a Corea del Norte, pequeño país que estuvo a punto de ser bombardeado con armas atómicas luego de dos elementos importantes: el triunfo de los comunistas en China seguido por la invasión de coreanos comunistas a la parte sur de la península. En esa época, todavía el célebre general MacArthur estaba al frente de las tropas acantonadas en Japón y que vigilaban los pasos de un comunismo que se extendía por Asia. No tardaría en comenzar la lucha de liberación de Vietnam para sacar a los franceses primero y luego a los norteamericanos. Esa zona del orbe ha sido realmente conflictiva y la explotación y control de la parte occidental ha sido responsable. Son los restos de la Guerra Fría.
Entonces todavía existía la poderosa Unión Soviética y muchos suponían que entre naciones socialistas no habría diferencias serias, que llegaran a la violencia armada. Fue al contrario, Stalin y Mao Tse-tung no coincidieron y hubo terribles choques militares en sus fronteras. Cuando Vietnam resistía los atroces bombardeos norteamericanos, el gobierno norvietnamita hacía esfuerzos de inteligencia diplomática para conseguir tanto el apoyo de los chinos como de los soviéticos.
Cuando Corea del Norte invadió la parte que había quedado en manos capitalistas, MacArthur fue de inmediato al socorro de los intereses norteamericanos en la zona. Sus fuerzas empujaron a los comunistas hasta la frontera con China, pero Mao no podía permitir que tropas al servicio de EU se acercaran más. Respondió enviando un millón de hombres que regresaron al afamado general estadunidense a donde comenzó. Debido a ello, solicitó que EU arrojara bombas nucleares en la retaguardia de Corea comunista, lo que significaba tocar a China. El general Eisenhower, militar sereno y reflexivo, no sólo no lo permitió, sino que suspendió del mando a MacArthur. Su regreso a EU por Nueva York fue glamoroso: millones lo vitorearon.
El comunismo se derrumbó y Corea del Norte ha resistido como una monarquía roja. Como tal, hereditaria. Parte de su fortaleza radica en el control que ejerce sobre la población. Es una férrea dictadura que ahora comanda el joven Kim Jong-un. No es un estadista probado, pareciera que se entrena para la nueva guerra fría. Pero Corea del Norte no tiene las dimensiones de la antigua URSS ni las de China, su poderío económico es mantenido por la agresividad y la rigidez del Partido Comunista de corte estalinista. No dudo que pudieran vencer fácilmente a los coreanos del Sur, pero es muy distinto enfrentar a EU. El poderío nuclear de ambos países es desigual. El norcoreano comienza, el estadunidense está en su apogeo. Las fuerzas de Obama rodean al pequeño país, los cohetes de Kim Jong-un apenas llegarían a las costas de California. Eso si no son interceptados.
Dicho en términos coloquiales, Norcorea se pone con sansón a las patadas. Aunque el líder comunista amenaza con desatar la guerra contra EU, los expertos no lo toman en serio. Pero si de pronto los comunistas coreanos deciden, por alguna razón más misteriosa que inteligente, atacar a EU, podrían perder hasta la identidad nacional, como les ha pasado a tantos países que guerrearon contra la potencia militar número 1. Hace unos días, los medios dieron a conocer el alcance y poder de la cohetería coreana, no es seria. Harían daño, obvio, pero hasta allí, desde Okinawa y desde la misma frontera entre ambas Coreas, con el apoyo de aviones de largo alcance y submarinos nucleares situados en la zona, acabarían con Kin Jong-un en poco tiempo, aunque fuera a un alto costo.
Los coreanos del Norte tendrán que recapacitar. El enemigo no sólo es de ellos, también de Irán e Irak y de otros países de Oriente y de Oriente Medio, pero no será con una guerra absurda que derrotarán a Estados Unidos. Japón lo intentó y ahora beben Coca Cola, juegan golf y beisbol y son excelente aliados de sus antiguos enemigos. Naturalmente, pasaron por la devastación de su territorio y millones de muertes. ¿Eso quiere Corea del Norte? Esperemos que no.
EU se empeña en decidir quién tiene y quién no armamento nuclear. Por lo pronto, se lo tolera a Israel, quien tiene amenazados a sus vecinos. Lo mejor sería imitar a China: dueña de dos sistemas, el comunista y el capitalista, avanza ahora a ocupar su sitio como la primera potencia del mundo, sin disparar más que mercancías piratas a muy bajo costo.
Albania, tan pequeña como Corea del Norte, alguna vez intentó ser el país más radical del comunismo. Ahora apenas la notamos. Del comunismo sólo quedan unos feos edificios y el temor a que regrese. Falta recordarle a Norcorea que en este caso la mayor parte de las potencias están en su contra.
Ahora, EU deberá dejar de provocar a sus enemigos suspendiendo sus prácticas militares frente a Corea del Norte. No debe olvidar que Corea del Norte tiene 24 millones de habitantes y un ejército de 7 millones de solados bien equipados y entrenados, muchos de los instructores pelearon contra EU y lograron detener a la potencia en el famoso Paralelo 38, lo que dio origen a la división del país. Por primera vez en la historia, EU no gana una guerra. En Vietnam, perdió por primera vez (Con información del diario La Crónica de Hoy).