Cuarenta veces no

La áspera experiencia y los resultados de la revocación del pasado 17 de marzo dejan algunas enseñanzas y constataciones que deberían ser tomadas en cuenta.

No hay en esos resultados ningún respaldo a la Alcaldesa de Lima, por mucho que se quiera disimular. No ve la población en Fuerza Social un grupo homogéneo y compacto. No se salva nadie en su bancada, ni siquiera quienes lucharon a brazo partido por defender la gestión (o precisamente por ello). No les va bien tampoco a los regidores que enmudecieron y optaron por la indefinición.

No satisfacen las gestiones llenas de aparatosos fundamentos y evidencias raquíticas. No le gusta a la gente que quienes gobiernan lo ofrezcan el paraíso como si fueran a gobernar una eternidad, sino lo que están haciendo probadamente. No impresiona ni satisface que a los proyectos les cambien de nombre por gusto. Tampoco que un cambio de color en la pintura sea una revolución.

No está bien que desde el municipio se pretenda enseñar a gobernar a otros cuando ellos todavía No han aprendido a hacerlo. A la gente No le gusta que se metan a criticar lo que a ellos No les toca resolver. Ni ofrecer lo que No les corresponde. Y menos que desaparezcan cuando sí deberían estar y No estuvieron. Tampoco que roten puestos de confianza como en un carrusel para proteger a sus favoritos incapaces.

No gusta que se abandonen obras iniciadas, ni que se ignoren los logros alcanzados, ni que se postergue lo que debe hacerse. No se puede engañar diciendo “estaba previsto” cuando la negligencia es evidente. O que maquillen escenarios que la naturaleza luego delata. O que alquilen escenografía para fingir obras.

No es ético que con los paneles se confunda qué se está decidiendo. Ni que se generalice, ni que se adjetive, ni que se manipule. No está bien que se ignore las fuentes y además los montos de las campañas. No es buena lección ni el aventurerismo ni la improvisación de quienes critican la gestión. Como tampoco nos beneficia que personas extranjeras se inmiscuyan en decisiones nuestras.

No puede la presunta “izquierda” reclamarse la intérprete de los más pobres después de estos resultados. No podrá tampoco ser ingrata con la “Lima moderna” que la apoyó. Menudo encargo para el PPC que No podrá soltar su mano salvadora a la alcaldesa.

No debe repetirse que las leyes sean malas solo cuando afectan a Lima. En el futuro deberá quedar claro que en la revocatoria No se eligen personas sino la continuidad de unas. No debiera olvidar el Congreso que tiene la obligación de examinar las normas que se contradicen entre ellas.

No es verdad que con estos resultados se presagian los próximos del 2014 ni menos los del 2016. En política No hay muertos. No pierde quien participa sin ser parte directa, cuando opta por lo que considera su decisión y su deber. No gana necesariamente quien se abstiene.

Al fin de cuentas, como actores o espectadores, mucho tenemos que aprender de este suceso. Eso SÍ.