Corea: Capriles vs. Maduro

En los últimos días se agrava la situación entre las dos Coreas y la del norte declaró "el Estado de guerra" contra su hermana del Sur. Con el fin de la II Guerra Mundial en 1945 las fuerzas soviéticas entraron por Manchuria a Corea del Norte y tomaron el control de las provincias que habían sido invadidas por Japón. En el sur hubo elecciones en 1948 y se constituyó una república independiente a partir del paralelo 38. En principio lo sucedido tuvo su similitud con lo que aconteció en Alemania, donde una misma nación se dividió de manera artificial en dos. Tiempo después en 1989, cayó para siempre el muro de Berlín.

En el año 90, los que egresamos del Programa Avanzado de Gerencia del IESA, hicimos un viaje a Corea del Sur, con el objetivo de entender lo que estaba pasando con el milagro del más grande de los cuatro dragones asiáticos. A pesar de ser un país sin ningún tipo de recursos naturales, con una economía abierta al mundo, en Corea del Sur se vivía un aire de libertad y prosperidad impresionantes. Hicimos visitas a empresas privadas y públicas y pudimos vislumbrar lo que sucedería con Samsung, LG, Kia, Daewoo y Hyundai, entre otras. Son compañías que retan y en algunos casos han superado a gigantes a nivel mundial.

Hoy Corea del Sur es una de las naciones que destina más inversión a investigación y desarrollo tecnológico y es líder en transparencia gubernamental en Internet. Es una república democrática, donde cada cinco años se elige por voto popular a un presidente que no puede ser reelecto. Su producto interno bruto per cápita es de 20.591 dólares y es una nación ejemplar en el respeto a los derechos humanos. Mientras tanto, Corea del Norte gobernada por una dictadura familiar y un presidente vitalicio, es una vergüenza internacional en materia de violaciones a los derechos fundamentales. Es un país militarizado y marxista que ha sufrido una serie de hambrunas y su ingresó es de sólo $1.600 por habitante al año, uno de los más pobres a nivel global.

Palabras más o palabras menos, estos dos modelos de desarrollo son los que nos disputamos en la campaña electoral. La propuesta de Capriles nos conduciría a una democracia con alternancia, división de los poderes y descentralización. Con una economía de mercado social, donde el Estado asuma la subsidiariedad, interviniendo sólo cuando sea preciso. Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario. El otro rumbo es el de la propuesta socialista de Maduro que ha fracasado en Corea el Norte, la Cuba de los Castro, la Alemania Oriental, y la también extinta Unión Soviética, que aunque tuvo 72 años como hegemonía, dejó una triste estela de atraso, ruina y muerte para la humanidad.