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Domingo 14 de abril 2013

César Vallejo ha muerto…

Por: Lic. César Sánchez Olivencia
César Vallejo ha muerto…
Foto: sitiope.com

“…le pegaban / todos sin que él les haga nada; / le daban duro con un palo y duro/ también con una soga; son testigos/ los días jueves y los hueso húmeros, / la soledad, la lluvia, los caminos.”

El  poema Piedra negra sobre piedra blanca fue escrito por César Vallejo en París.

Vallejo era un hombre que no tenía vergüenza de su pobreza. Más bien sentía dolor  por el desprecio a la pobreza. …”Pero era incapaz de tocar puertas donde sentía que podían rechazarlo”, según escribió Marco Antonio Campos, amigo del poeta que lo acompañó durante varios años en París, a partir de 1924.Vallejo elevó la pobreza a su mal alto nivel de dignidad.La desgracia era como su energía poética.                                                     

Algunas de sus cartas a Pablo Abril de Vivero

“París, jueves 31 de enero de 1924

Mi querido Pablo, me hallo sin un céntimo, completamente pobre. Le ruego que, si le es posible, me proporcione algo mañana viernes 1° de Febrero, lo más temprano que usted pueda.  Algo siquiera, Pablo. Puede usted enviármelo en un neumático al “hotel des Ecoles”, a nuestro amigo Fernando Ibáñez que vive ahí. Que diga en el sobre: “para Vallejo”. Rue Delambre. arr. 14. Número del hotel 15. Usted lo conoce.

Perdone, Pablo. Usted con su gentileza de siempre, disculpe lo moleste.

Suyo con todo cariño.

                                                                               César.”

 

“Pablo: Vine a verlo a las 5 de la tarde. Me hallo en grandes apuros. Si le es posible mándeme algo con la dirección del hotel des Ecoles. Perdóneme, Pablo. Suyo.

Febrero 1° - 1924

                                                                                      César.”

         “Pablo:

Usted es muy gentil conmigo. He dormido en un hotel donde no he pagado, y para salir de aquí me exigen que yo pague. Le ruego enviarme 20 francos con el portador, Sr. De Agüeros, correcto amigo mío, que por un acto de caballeresca bondad va en esta comisión.

Pablo¡ Usted es tan bueno conmigo que nunca podré olvidarlo discúlpeme si le molesto. Yo sé bien a quien me dirijo. Usted me va a salvar hoy, como tantas veces ya lo ha hecho usted.

De todo corazón,

                                                                                             César.

Paris, 23  Marzo 1924.”

Con su palabra trazaba un plato de papas y arroz con morcilla en  la pared del mundo y se lo comía con angustia para sobrevivir sus jueves en París:

Y también de resultas/ del sufrimiento, estoy triste/ hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,/ de ver al pan, crucificado, al nabo,/ ensangrentado,/ llorando, a la cebolla,/ al cereal, en general, harina,/a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,/ al vino, un ecce-homo,/ tan pálida a la nieve, al sol tan ardido. (“Los nueve monstruos”)

Yo no sufro este dolor como César Vallejo

Se recuerda su vaticinio expresado en Lima de que no le importaría “comer piedrecitas” con tal de ampliar su mundo. Una piedra muy pesada que acabó con su vida. Su famosa prosa poética “Voy a hablar de la esperanza”, no puede ser más expresiva.

“Yo no sufro este dolor como César Vallejo.

Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser su causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.

Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo del enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!

Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.”

El Cholo vive muy mal

Fragmento de la carta que dirige Pablo de la Fuente, dirigente comunista español al poeta peruano Juan Luis Velásquez, el 30 de abril de 1936, a casi dos años de la muerte de Vallejo. El énfasis es de este articulista.

“…El Cholo (Vallejo) vive muy mal. Su mujer está parada y solo se sostienen de 450 francos al mes que es lo que cobra ella de chomage (subsidio de desempleo). Yo me maravillaba mucho de que pudieran resistir así, porque si bien yo he vivido todo ese tiempo a base de hacer una sola comida al día (y en los primeros tiempos, haciendo solo dos por semana) tenía que pensar que era una situación transitoria y, en cambio, al Cholo no le cabe esperar ni aún eso. No sé si escribe, creo que no.

Es muy difícil mantener ilusiones cuando debes encerrarte en un cuarto día tras día sin poder salir por falta de dinero para autobús y mucho menos para tomar un café. Vivimos muy vecinos durante unos seis meses. Los dos en el Boulevard Raspail. (…)

                                                                                     Te abraza: Pablo

“París, octubre 1936

De todo esto yo soy el único que parte./ De este banco me voy, de mis calzones,…”

Thomas Merton

 "Vallejo fue el más grande poeta universal después de Dante". (Thomas Merton, crítico poeta y pensador norteamericano. Considerado como uno de los escritores sobre espiritualidad más influyentes del siglo XX).

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