Capriles y sus emociones

La suerte en Venezuela ya está echada. Es cuestión de tiempo. No equivocarse es vital

En este momento el efecto de las emociones en Venezuela es similar a lo que sucede en esos territorios míticos en donde emergen del centro de la tierra fuerzas gigantescas que transforman a sus habitantes y éstos se convierten en seres más desgraciados o más felices, dependiendo del líder. Todo empezó hace pocas semanas. Ese domingo que Capriles aceptó ser aspirante de la oposición para las elecciones presidenciales del 14-A

Qué diferencia entre aquel candidato de la campaña electoral del 7-O donde también "echó el pellejo" y realizó una cruzada excelente, pero era aceptado por muchos con cierta resignación al manejar la derrota con sentido de entrega. Qué diferencia al Capriles de hoy, al Líder. Una vez que acepta la candidatura desata un torrencial emocional imposible de parar y que se convierte en fuerza humana gigantesca que anuncia que están por venir cambios maravillosos en el país.

¡Así son las cosas de la mente... ! El "simple" cambio de mensaje emocional transformó totalmente la situación de Venezuela y los efectos que se están generando en el mundo. Emerge un líder que poco a poco se convierte en estadista. Concibe mensajes concretos, contundentes y directos, y por esa bendición que los griegos decían que venía de los dioses, empieza a brotar de su existencia magia, gracia, empatía. Genera empoderamiento afectivo en millones de seres que empiezan a sentir seguridad del vínculo entre el líder y ellos.

En el pueblo nace la sensación que tiene derechos... Derecho a no seguir siendo engañado, humillado, vejado, apaleado y que ahora hay alguien que los puede proteger. El mismo fenómeno de psiquis colectiva que le permitió a Chávez convertirse en líder.

La suerte en Venezuela ya está echada. Es cuestión de tiempo. No equivocarse es vital. La ciencia moderna que estudia el cerebro demuestra que razón sin emoción es imposible, el manejo inteligente de las emociones es clave para triunfar, inclusive con las emociones inconscientes, las que dan eso tan codiciado por los políticos que se llama carisma.

Por un lado está Capriles transformado en líder de emociones que llegan, lo que explica que cada día le sigan más venezolanos. En la otra acera, Maduro generando mensajes emocionales que han logrado lo que nadie se imaginaba: incinerar el mito Chávez. Buen tema para el próximo artículo. ¡Espérenlo!