Jueves 18 de abril 2024 | Contáctenos
El gobierno “humalista” está convencido que asignándole más tareas a la estatal Petroperú se le fortalece. No ha sido suficiente encargarle obligatoriamente su participación en el gasoducto del sur del Perú, con un aporte de 400 millones de dólares del fisco, que se convertirán en costo hundido; sino que ahora se le está llevando a adquirir la refinería La Pampilla, de la española Repsol.
Concepto errado del ejecutivo y sus legisladores afines sobre el dar fortaleza a una empresa. El aumento del patrimonio no significa que se le agrega valor a una listada en bolsa, sino lo que evalúan los agentes económicos son las expectativas futuras de los resultados netos, que con tanto encargo sin rentabilidad serán nada promisorios y la capitalización bursátil será más baja de la que hoy tendría.
Además de lo señalado, el tomar posición monopólica en el mercado de refinación, que es lo que ocurriría si adquiere el 51% de Relapasa, la hace muy vulnerable al manejo político del gobierno de turno, pues quedamos a su discrecionalidad para fijar el precio de los combustibles y arrojar pérdidas en los resultados. En descargo los defensores de la medida dicen que el estado tendrá posición minoritaria en el accionariado, es decir un actor pasivo sin control de la situación, que solo ha servido para aportar capital, lo cual no tiene ningún sentido.
Es obvio por lo sustentado que en lugar de hacerle un bien a la petrolera se le hace daño, haciéndola blanco de críticas que inexorablemente culminarán en una privatización total en el futuro cercano.
En esta lógica de pensamiento, el oponerse al exceso irracional del gobierno, no es un ataque a la empresa, es una defensa de ella. Soy de los que sí creen en las empresas estratégicas, pero no en condiciones de operador dominante sin ningún contrapeso de grupos privados, ya sea como competidor o como socio. Lamentablemente en dos años de esta gestión no han sido capaces de estructurar un modelo en el que se pueda conformar una sociedad público-privada creíble y eficiente en el manejo. Me opongo al despropósito y lo seguiré haciendo en la seguridad que es lo mejor para una institución que merece el destino de ser grande, pero dentro de los cánones del mercado de competencia.
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