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Martes 07 de mayo 2013

Javier Diez Canseco no ha muerto

Por: Rafael Rodríguez Campos (*)
Javier Diez Canseco no ha muerto
Foto: noticias.pe.msn.com

JDC ha sido uno de los políticos más importantes de las últimas décadas en nuestro país. Además, ha sido la figura de izquierda más representativa de nuestro medio. Su trayectoria personal es sinónimo de coherencia y compromiso con los valores y principios que siempre defendió. Desde joven JDC aprendió que la vida es una constante lucha, tuvo que enfrentarse a una enfermedad terrible desde su cuna. Sin embargo, a punta de esfuerzo y coraje, supo siempre salir adelante. Ahora JDC nos deja y se va de este mundo, pero inclusive en el último minuto de su existencia, decidió heredarnos una lección de lucha infatigable.

JDC fue un político de raza. Él forma parte de esa clase de hombres notables de nuestro país que entendieren la política como una acción de servicio continuo en beneficio del bien común. Para JDC, como para otros, la política es un instrumento para alcanzar el bienestar, no un fin en sí mismo que puesto al servicio de intereses particulares se convierte en una práctica pérfida y cínica. Para JDC la política no puede estar divorciada de la ética y la virtud. No existe acción política legítima, dijo JDC alguna vez, cuando esta no proclama valores como la justicia y la verdad.

Uno puede discrepar con JDC en el terreno ideológico. Lo que no puede hacer es negar las enormes virtudes de este “solitario revolucionario”. Muchas veces me he sentido en las antípodas del pensamiento de JDC. No obstante ello, jamás podré negar la firmeza y el valor con los que JDC defendió sus convicciones durante los años más duros de nuestro país. A JDC lo persiguieron,  encarcelaron, insultaron, amenazaron y difamaron, pero al final de todo eso, JDC siguió luchando. Por eso JDC debe ser visto como un ejemplo para las jóvenes generaciones de la política peruana. JDC jamás traicionó la confianza de quienes lo eligieron. Algo poco frecuente en nuestra historia política.

El nombre de JDC lo empecé a escuchar allá por la década del noventa. Le preguntaba a mi padre quién era ese señor que levantando la voz y gesticulando con fiereza defendía los derechos de los obreros, maestros y campesinos. Mi padre, que fue durante mucho tiempo un libro de respuestas para todas estas inquietudes, me decía: El barbón que viste casaca de cuero es JDC y es un hombre de izquierda. Yo en ese momento no tenía ni la menor idea de lo que significaba ser un “hombre de izquierda”. Lo que sí sabía era que a este tipo flaco, de barba tupida y caminata renga, siempre lo veía en los noticieros marchando al lado de los que más sufren. En otras palabras, JDC estuvo siempre de la mano de los que exigen todo porque nada tienen.

El recuerdo y la imagen que de JDC tuve cuando era niño se fueron transformando con el pasar de los años. En el año 2000 yo ingresé a la Facultad de Letras de la Pucp. Esa fue la época en la que los estudiantes universitarios volvieron a las calles para defender la democracia. La autocracia fujimorista ideó un plan para perpetuarse en el poder y prolongar su infamia. Sin embargo, muchas organizaciones sociales, partidos políticos, y hombres de principios como JDC decidieron decir basta y empezaron a movilizar a la gente en su afán por derrocar al régimen mafioso que gobernaba nuestro país.

Fue así como conocí a JDC en un conversatorio organizado por el Centro Federado de la Facultad de Letras de la Pucp. No se trataba de un evento de reflexión intelectual sobre la crisis política que atravesaba el país. Era más bien un espacio en el que los oradores, entre ellos JDC, arengaban a los jóvenes a asumir la responsabilidad histórica de salvar al país volcándose a las calles, caminado plazas y avenidas, portando banderas que expresaran a nivel nacional e internacional que la dictadura no pasaría y que los peruanos, sobre todo los más jóvenes, no descansaríamos hasta recuperar nuestra democracia.

JDC dejó de ser el tipo de casaca de cuero que veía en la pantalla del televisor, y pasó ha convertirse en el político experimentado al que uno escuchaba con atención y respeto. Recuerdo que en dos oportunidades (lo habré escuchado unas 5) tomé nota de las reflexiones, apuntes y datos que él nos exponía. Lo hice pues quería corroborar la veracidad de tanta información. El resultado fue este: JDC además de ser un político comprometido con su causa era un tipo muy inteligente y de una cultura política digna de resaltar. En mi caso, siempre sentí respeto por su prédica, pero poco a poco me fui alejando cada vez más de su pensamiento, y terminé abrazando la prédica liberal. Una corriente que según JDC (yo lo escuché decir esto más de una vez) únicamente servía para justificar la desigualdad existente en el mundo.

Pero la trayectoria de JDC no puede reducirse a su postura crítica en contra de la autocracia fujimorista. La vida de JDC es la vida de un hombre que jamás dejó de defender a los más pobres. JDC es sinónimo de lucha y fidelidad con los valores de la democracia y la defensa de los derechos humanos. Además, se caracterizó siempre por combatir de manera frontal y con vehemencia a la corrupción. ¿Cuántos enemigos se ganó JDC por atreverse a ser decente y honesto en un país tan envilecido como el nuestro?

Con la partida de JDC el Perú pierde a uno de los últimos políticos con brillo y clase. Polemista y orador diestro. JDC demostró cada día que a la política se la debe vivir con el corazón pero se la debe pensar con la cabeza. Para JDC la política es acción, pero también organización social e ideología que le da sustento a un programa político. Por todo esto JDC no ha muerto (leí esto en la calle), porque las personas jamás mueren mientras su imagen y obra permanezcan en el recuerdo del pueblo. A JDC siempre lo recordaremos porque políticos como él son los que siempre harán la notable diferencia.

(*) Abogado Pucp. Especialista en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. Escribe sobre temas de actualidad constitucional y política en diversos medios. Cursa estudios de Ciencia Política en la Escuela de Gobierno de la Pucp.

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COMENTARIOS
6 comentarios
No ha muerto?....que es un muerto viviente...bueno todos los de la izquierda lo son...deambulando por ahi como los muertos vivientes..osea que vivos o muertos igual....solo consumen ...asi que es mejor muertos, pero bien enterrados bajo cien metros de concreto
08 de mayo 2013
el primer caviar del Peru a muerto,...seguira la villaran?, tatatataaaa
08 de mayo 2013
en época de mi caudillo seguro que los fusilaba sin mas.
09 de mayo 2013
dos fascistas rebuznando juntos arriba. Ya entren al corral para servirles su heno par de animales.
09 de mayo 2013
Que se sepa Rafa Rodríguez campos es una persona honorable cuyo único defecto es ser de izquierdas y además debes comprender que JDC murió en su ley, como les puedes decir que son fascistas?, si para facha esta el Dario Ferrol y la Diana Medina Heydrich que es neonazi. Estas equivocado en tus apreciaciones noknok.
10 de mayo 2013
ser izquierdista no es un defecto, es una total deshumanización del ser , osea ya no es hombre pensante y libre sino algo asi como mascota dependiente.
10 de mayo 2013
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