Ya sabemos que la política en su dimensión de lucha por el poder, es sumamente baja, hedionda y salvaje. Pero las sociedades a veces producen hombres y mujeres que se levantan como columnas de mármol en medio del fango y no se ensucian, como escribiría una vez Gonzales Prada refiriéndose a Francisco de Paula Gonzales Vigil, el gran liberal del siglo XIX.
Esos seres únicos, tienen vidas extraordinarias y serán recordados a través del tiempo. No mueren, los que fenecen son sus enemigos y sus difamadores de talonario. En unos años, se seguirá recordando a Javier Diez Canseco y aquellos que votaron por su suspensión en el Congreso, ni siquiera serán nota a pie de página de alguna crónica parlamentaria.
¿Porqué Diez Canseco levantó tanto odio de la derecha y las élites que controlan y dominan al Perú?
Muy simple : El dirigente socialista nunca se vendió. Fue el azote de la corrupción y un defensor radical de los intereses del Perú y de sus inmensas y empobrecidas mayorías. Y un hombre, que en plena reconversión conservadora de las izquierdas, mantuvo en alto los valores de la justicia y el horizonte utópico sin los cuales la izquierda no pasa de ser un membrete.
Diez Canseco tuvo una vida política polémica, no exenta de errores, excesos o apresuramientos. ¿Pero que dirigente social dedicado a la organización del pueblo no deja de cometerlos? La izquierda puede equivocarse, por su trabajo con la gente. A diferencia de la derecha que tiene la pretensión de no equivocarse nunca.
El estilo de este luchador es único, porque confrontaba intereses reales, porque no simulaba. Era un radical que buscaba ir al fondo de las cosas. Sancionándolo injusta e ilegalmente, como lo acaban de señalar el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, la derecha se vengaba de un líder político cuya oratoria y manejo de datos exhibía la anti modernidad de élites voraces y saqueadoras.
Sin su presencia, la democracia peruana, se empobrece, se hace más vulnerable. De alguna forma Diez Canseco era garantía de contrapeso, de limpieza, de la vigencia de una política limpia y coherente.
Mirando los últimos cuarenta años, aparecen algunos nombres que integran el grupo selecto de políticos y dirigentes, que destacaron por su ética política y compromiso social. Hombres como Alfonso Barrantes, Alayza Grundy, Andrés Townsend, Cornejo Chavez. Con Javier Diez Canseco serán siempre un referente para las nuevas generaciones estudiosas y conocedoras de la historia.
La política peruana, no es un muladar, gracias a ellos.