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Sábado 11 de mayo 2013

Javier Diez Canseco o el Parlamentario

Por: Juan Sheput (*)
Javier Diez Canseco o el Parlamentario
Foto: La Mula

Con razón, mucho se viene escribiendo y hablando de Javier Diez Canseco a raíz de su reciente fallecimiento. Su trayectoria y temperamento lo han convertido, sin duda, en uno de los políticos más importantes de los últimos 40 años. La izquierda peruana no se puede explicar sin la participación de Javier, de allí que sea necesario actuar sin apasionamientos y midiendo el impacto de lo que se hace, pues cada hecho incidirá necesariamente en su legado.

Tiene sentido humano el malestar de la familia de no querer recibir a los congresistas que votaron por la suspensión de JDC. A ellos no se les puede reclamar sentido político, están en todo su derecho y la decisión tomada se debe respetar. Lo que me parece incorrecto es que a la justa indignación familiar se le aúpen políticos de diversas tendencias insultando y satanizando a los que en su momento votaron en contra de Javier. Injusta o no la sanción, es necesario precisar que la política está repleta de sanciones injustas e indebidas ya que en su misma esencia la política no se rige por las leyes de la lógica y mucho menos de la justicia. La política es el campo del conflicto, no del amiguismo que profesan algunos, ellos sí, con gran hipocresía. El mismo Javier, hombre político por excelencia, se vio más de una vez enfrentado a camaradas por su sentido particular de ver las cosas; y si por ello se vio y sintió aislado fue en muchos casos como consecuencia de sus decisiones, que algunos también, en su momento, tildaron como injustas.

Cuando correspondía señalé que la sanción a Javier era impropia. Y lo mismo significó para algunos congresistas de mi partido. Otros, que ahora acusan, callaron por cálculo político, como callan ahora al no señalar a quien el mismo JDC sindicó como culpable del voto en su contra: la señora Nadine Heredia. Se escudan acusando a los congresistas. Contra ese estilo de ver siempre verdades a medias me rebelo, pues así no se hace política. Los acusadores han generado un clima negativo innecesario en contra del Congreso al cual, estoy seguro, el mismo JDC se habría opuesto.

No hay que confundir congresistas y voto de consigna con lo que representa el Congreso y su carácter permanente. Lo primero es episódico. Lo otro es institucional. Es por ello que creo que Javier Diez Canseco, más que muchos otros, merecía y merece ser homenajeado por el Congreso y nuestros actuales congresistas, en el ambiente que corresponde: el hemiciclo. Como se sabe, directa o indirectamente JDC estuvo ligado al Congreso desde 1978 hasta el día de su muerte. Son treintaicinco años de pasión, lucidez y fecunda vida parlamentaria, más de la mitad de su vida.

Una dictadura en el año 1995 impidió que otro grande, Roberto Ramírez del Villar, fuera reconocido en el momento de su muerte por el Parlamento. Que una decisión palaciega llevada a los votos, impulsada por el temor a los pajinazos periodísticos, no aleje a JDC del escenario que merece para un sentido reconocimiento: el Congreso de la República, y no su periferia. Los libros de debates congresales, fuentes de historia que recogen también notas trágicas o injustas, se deben enriquecer con un homenaje que resalte lo que significó JDC en esos fueros: un ilustre maestro parlamentario.

(*) Artículo publicado en el periódico peruano Diario 16 el 8 de mayo de 2013

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COMENTARIOS
3 comentarios
un parasito social es tu maestro, con razon ...ahora se entiende todo
13 de mayo 2013
Siempre ladrando estupideces, vamos clon, sigue así algún día dirán que eres humano
13 de mayo 2013
Crux Sancta Sit Mihi Lux,
Non Draco Sit Mihi Dux.
Vade Retro Satana
Numquam Suade Mihi Vana
Sunt Mala Quae Libas,
Ipse Venena Bibas.
13 de mayo 2013
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