El Gobierno está atrapado en una paradoja: no tiene los dólares para reducir su necesidad de dólares. Suena raro, pero es una de las bases del blanqueo que se presentó esta semana. Y el problema, cabe decirlo, no se solucionará con las medidas anunciadas.
Hay que remontarse a hace un año, cuando bajo la bandera de la soberanía energética, la Presidenta anunció la estatización de YPF; medida que –prometió– resolvería la crisis energética en que la propia política kirchnerista sumió al país. Después, el flamante presidente de la petrolera, Miguel Galuccio, anunció los planes de inversión de la compañía, por US$ 7.400 millones al año. Precisó que apuntaba a que, para 2017, la producción de crudo creciera 29%; la de combustibles, 37%, y la de gas, 23%.
Así se reducirían las necesidades de importación del país, las mismas que son el agujero por donde se drenan los dólares de las reservas.
Dentro del proyecto de blanqueo anunciado por el Gobierno, se lanzaron tres bonos: uno, el CEDIN, apunta al mercado inmobiliario; los otros dos, con el nombre de BAADE, son para financiar “obras de infraestructura”.
Los fondos del BAADE van a ir para la producción primaria de petróleo ”, dice Axel Kicillof. Esto es, buscar hidrocarburos. Hasta allí, todo conocido. Pero la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, agrega otro enfoque al tema.
" Hay que tener en cuenta el impacto en las reservas de las inversiones necesarias para YPF ”, justificó la funcionaria al explicar por qué el BAADE. Concretamente, espera que ingresen dólares negros que compensen las divisas que la petrolera estatal necesitará para financiar los bienes de capital que debe importar para poner en marcha la producción del megayacimiento Vaca Muerta. “La primera parte de la inversión –continúa Marcó del Pont–, son bienes que hay que importar, y eso significa drenaje de divisas ”.
Hagamos cuentas. Galuccio habló de inversiones de US$ 7.400 millones anuales. Ayer las reservas del Banco Central cerraron en US$ 39.152, con una pérdida de casi US$ 4.000 millones en lo que va del año. YPF dice que financiará el 70% de sus inversiones con la caja de la empresa. O sea, con pesos. Por tanto , tiene que comprarle al Central las reservas para importar los bienes de capital. ¿Puede Marcó del Pont compensar una caída de unos US$ 7.400 en las reservas? Ahí apunta el BAADE, a compensar ese salto. Pero la cuenta es más grande.
“ La preocupación de Marcó del Pont es lógica –dice el ex secretario de Energía Jorge Lapeña–. Porque a eso tiene que sumar las importaciones de energía. El año pasado fueron US$ 9.500 millones.
En el primer trimestre del año crecieron un 57%. Siendo conservador, estimo que en todo el año crecerán 30%.
Son US$ 12.000 millones”.
Así, si las divisas para las inversiones de YPF, que son US$ 7.400 millones, preocupan a la presidenta del BCRA, debe sumar las importaciones, con lo cual su necesidad de dólares para compensar al agujero energético ya rozan los US$ 20.000 millones. Y el Gobierno espera que el blanqueo le genere entre 3.000 y 4.000 millones. Allí la cuestión: el país no tiene divisas por US$ 7.400 millones para lograr reducir sus importaciones que llegarán a US$ 12.000 millones. Una paradoja. ¿O una tenaza?