[Argentina] El próximo paso del nuevo régimen es callar al periodismo

Inmerso en contradicciones flagrantes, con serios problemas de gestión, el Gobierno no retrocede en su objetivo de construir un nuevo régimen. No se detiene frente al real rostro de una crisis en la economía que, al contrario del relato oficial, está condicionando la política. Ni tampoco frente a un dato puro y duro de la realidad: la prohibición constitucional para que Cristina Kirchner, la única todavía en condiciones de reunir las múltiples y antagónicas líneas del armado oficialista, pueda ser re-reelecta en 2015.

No paran porque están convencidos de que conseguirán la cantidad de legisladores necesarios para votar la necesidad de la reforma constitucional, aunque todas las encuestas serias, las que no son dibujadas para disimular que la Reina está desnuda, sostienen que ese objetivo es imposible. Salvo que intenten alcanzar por otros métodos lo que las matemáticas les niegan.

Esa convicción se apoya, quizás, en que la “justicia legítima” tendrá la fórmula para que Cristina intente otro período.

Esta semana, finalmente, el Senado votó la reforma judicial planteando el sofisma, otra vez, de que se hace para que la Justicia sea mejor cuando en realidad lo que se quiere es subordinarla al poder político.

Se lanzó un blanqueo de dólares de un alcance tal que, excepto a los corruptos, a los narcos, a los que reinan en el mercado negro de la ilegalidad, llena de estupor y de vergüenza a los ciudadanos que pagan sus impuestos y declaran puntillosamente su patrimonio. Y se hace en nombre del “progresismo”, otra de las muestras de la enorme estafa intelectual que se está perpetrando.

Los cinco responsables de la economía mostraron, con sus pobres argumentaciones, las razones por la que los ciudadanos han perdido la confianza y se van al dólar. Con la prepotencia de Moreno, la hueca soberbia del cambiante discurso de Kicillof, la insignificancia de Lorenzino, el esfuerzo de Marcó del Pont para apoyar decisiones que contradicen su historia y la histriónica actuación de Echegaray como gerente de marketing del blanqueo, se llega de nuevo a la misma conclusión: lo que está en duda es quién conduce este desaguisado.

Este nuevo régimen que se está erigiendo necesita de un periodismo adocenado y acrítico, un “servicio público” gubernamental. Ahora viene lo que no lograron todavía con la ley de medios: intervenir al Grupo Clarín para silenciarlo, apoderarse del papel de diario, continuar el cepo publicitario para ahogar a este diario, a La Nación y a Perfil. Necesitan silencio para perpetrar lo que les falta del “vamos por todo”

(*) Artículo publicado en el portal del diario El Clarín (12 de mayo de 2013)