El problema de la obesidad no solo involucra a la gente con exceso de peso, sino también a los que no lo son. Hoy en día nadie puede garantizar quien puede llegar a sufrir de obesidad en el futuro y quien no. Los hábitos alimenticios que hemos adquirido con el tiempo y la vida moderna se han transformado en una dieta que atenta contra la salud de nuestro organismo.Veámoslo así: ¿Qué incluyen nuestras comidas diarias?
Se basa, principalmente, en “comida chatarra”: hamburguesas, salchichas, patatas fritas, bocadillos rápidos y todas esas comidas que si bien son deliciosas y nos sacan del apuro de tener que cocinar cuando nos faltan tiempo y ganas, alimentan mal y engordan.
Por otro lado, tenemos las famosas gaseosas, que no son bebidas saludables para el organismo, ya que tienen alto contenido de azúcar, acidez alta y otros aditivos como colorantes y conservantes.
Y por último, el pecado de los dulces (chocolates, bocaditos dulces, bombones, etc) que favorecen a la obesidad, aparición de caries, aumento en el riesgo de desarrollo de diabetes, aumento en la probabilidad de deficiencias nutricionales yvitamínicas necesarias para el organismo, y ni hablemos de los chiclets, caramelos y demás golosinas.
La solución está en implementar una dieta equilibrada rica en verduras, frutas, lácteos, pescado, pollo, carne vacuna, y evitar el exceso de comidas que no tienen suficientes proteínas, calcio, fibras, etc.
Aprendamos a cocinar en casa y a hacerlo sanamente, evitando recurrir a comidas rápidas o compradas fuera.
(*) Publicado en el blog Saludísima