Acusación Constitucional contra Alan García: Ley del Embudo en el Congreso de la República

Los peruanos hemos sido testigos de la connotación que puede tener en nuestras vidas el dictón “La Ley del Embudo”, vale decir aquel refrán que nos señala, usando la figura de ese instrumento utilizado para canalizar líquidos, que mientras que para unos es ancho, para otros es angosto, presenciando lo que sucedió ayer en el seno de la Megacomisión presidida por el congresista nacionalista Sergio Tejada.

Ayer, que quede claro, ha sido un día que pasará a la historia como una fecha signada por la vergüenza que portarán sobre su conciencia aquellos congresistas que pisotearon los principios básicos que fundan la forma de actuar en el Parlamento. Pues votaron, por un lado, a favor de recomendar al Pleno del Congreso la acusación constitucional en contra del dos veces Presidente de la República Alan García Pérez, y por el otro libraron de someter al ejercicio de la investigación y posterior evaluación al ex presidente Alejandro Toledo.

Aquí no se trata de defender una posición que consiste en rehuir una evaluación de supuestas irregularidades que se cometieron en el segundo gobierno aprista. La Megacomisión fue implementada para ello y eso, más mal que bien, lo ha estado haciendo, con la colaboración del ex presidente que, respondiendo al llamado, se presentó y absolvió a las preguntas que le plantearon los mega-comisionados. Aquí de lo que se trata es más bien de señalar la intencionalidad manifiesta de un grupo de congresistas que han puesto en evidencia que no saben qué hacer para poner contra las cuerdas al expresidente.

O la ley es para todos, o lo que en nombre de ella se hace es producto de una intencionalidad arbitraria, un acto perpetrado por quienes manejan los hilos de la llamada Megacomisión, creada, no se puede evitar decirlo pues la evidencia se impone, con objeto y nombre propio. La Megacomisión debió hacerse cargo del ex presidente Alejandro Toledo e investigar el posible enriquecimiento ilícito que se traduce en la compra de inmuebles por parte de la madre de su esposa Eliane Karp.

Errar es humano, es de humanos. Lo que han hecho los megacomisionados es la prueba. Rectificar es lo único que pueden hacer para salvar su honor ante el país. Y salvar también el del Congreso de la República.