Un médico con oscuras inclinaciones ha vuelto a ponernos en el dilema del peligro escondido tras la fachada de una profesión o el buen aspecto de ciudadanos, mientras la realidad es otra perdida entre la indiferencia de nuestra leyes o negligencia de las autoridades, o la falta de un sistema de protección contra médicos en este caso, que tienen antecedentes de mala praxis y hasta un pasado subversivo como el del Dr. Ángel Eduardo Valdivia Calderón, asesino de la joven Keiko Vega Santa Cruz de solo 16 años.
Ahora este criminal está a la espera de una condena sutil, con la cual pueda conseguir su libertad al más breve plazo y continuar con sus fechorías, considerando la informalidad en donde vivimos. Mientras tanto este delincuente gozara de una vida ya sea con o sin beneficios, vida plena, mientras el cadáver de su víctima quedara allí plasmada en la tierra, ante el dolor de sus seres queridos, esta joven jamás podrá contemplar una mañana, jamás tendrá la esperanza de tocar a sus seres queridos, ya no está, en cambio el criminal seguirá con su vida bien o mal.
Muchos piden cadena perpetua la máxima pena, una cadena perpetua para seguir viviendo a costa del bolsillo de todos los peruanos de bien, ¿esto es justicia?
No, porque nosotros tenemos leyes más justicia, justicia seria implantar la pena de muerte para estos casos en donde el criminal jamás podrá ser rehabilitado, las inclinaciones psicóticas no son de un momento, son para toda la vida ,inclusive funcionarios del FBI analistas e investigadores afirman la imposibilidad en regenerarse, asi toda la vida tendremos que convivir con estos maleantes si la justicia no se torna más racional y sensata.
Meditemos en no seguir defendiendo lo indefendible.