Murió el genocida Videla”. “Murió el ideólogo del terror de la peor dictadura de la Argentina”. “Murió Videla, emblema de la dictadura militar más sangrienta”. “Murió el símbolo de la dictadura”. “A los 87 años, murió el exdictador”. “Murió Jorge Rafael Videla”. “Murió”. Así titulaban ayer las ediciones digitales de los principales diarios argentinos al conocerse la noticia.
Las personas también dijeron lo suyo. “Un ser despreciable ha dejado este mundo”, indicó la abuela de Plaza de Mayo. “La muerte se ha llevado a un socio directo”, afirmó el cantante. “Murió la noche más negra de la Argentina”, enunció el diputado. “Murió el genocida, vivan nuestros 30 mil desaparecidos”, proclamó la dirigente social. “Se hizo justicia”, agradeció la hija de desaparecidos. “No creo que descanse en paz”, sentenció el actor.
Y en las redes sociales y blogs hubo de todo. “Hay muertos que no se lloran”, dijo uno con parquedad. “El hijo de mil putas, asesino, acaba de morirse”, señaló otro con rabia. “Murió un muerto, viva la vida”, agitó otro más. Y circuló el gran “Obituario con hurras” que escribió Benedetti tras la muerte de Pinochet: “vamos a festejarlo / a no volvernos flojos / a no olvidar que éste / es un muerto de mierda”. Murió el genocida Videla y no estamos velándolo.
(*) Artículo editorial publicado en el portal del diario boliviano La Razón 817 de mayo de 2013)