De la prédica electoral con el lema: “la honestidad que hace la diferencia” no queda sino el recuerdo de una promesa incumplida; la alianza parlamentaria entre el “humalismo” y el “toledismo” se ha encargado que sea así. La secuencia empezó con el caso del renunciante vicepresidente Omar Chehade, donde el ejecutivo a través de Nadine Heredia, solo tuvo un pronunciamiento “light” con un “tweet”. Ahora acabamos de presenciar en una semana, la negativa a investigar al aliado Alejandro Toledo y la de desaforar al congresista de la bancada de gobierno, Eduardo Nayap. Los perjudicados: Alan García, al que se va en vía de acusarlo constitucionalmente e inhabilitarlo para que no participe en la justa electoral presidencial del 2016 y el ex – parlamentario nacionalista de las horas primigenias, José Maluscán, pues se le ha frustrado una posibilidad para que ocupe una curul, cuando todas las evidencias indican que es un derecho legítimo.
El gobierno a través de su mayoría parlamentaria está comportándose tan igual o peor que los anteriores, incrementando la desconfianza de los inversores, que ya bastante han tenido con la pretensión de adquirir la refinería La Pampilla, mostrando una vocación estatista; con la pretensión reeleccionista vía la gobernante primera dama y cerrando la posibilidad a los opositores. Se vienen tiempos difíciles y los que seguimos los temas económicos, no podemos mantenernos al margen de las consecuencias del atípico comportamiento político.
Las evidencias de irregularidades en la carrera de adquisición inmobiliaria de Alejandro Toledo, eran más que suficientes para una investigación, es más, le hubiera sido conveniente al “toledismo”, pues habría tenido la oportunidad que en el debate pudiese demostrar la veracidad de sus afirmaciones. Hoy lo que queda es la suspicacia sobre la procedencia de ingresos para justificar las adquisiciones. Además la prensa no le dará tregua y va haber una gran puja en el Ministerio Público y en la Corte Suprema, que podrá devenir en un pedido de levantamiento de inmunidad. El caso no está cerrado y el deterioro político de Toledo va ir “in crescendo” pues tendrá que honrar la cuenta por el blindaje, donde de hecho habrá más de una situación. Comprometedora que tendrá que justificar lo injustificable. Ha sido una mala decisión política de la gente de Perú Posible.
En cuanto a la acusación sobre Alan García, ha sido por lo menos inoportuna, se ha dado en simultáneo a la protección al capitoste de la “chakana”. La lectura política se resume en la trillada frase: “para mis amigos todo para mis enemigos la ley”. Pero no solo eso, le allana vía libre a la candidatura a Nadine, pues tendrá a un Toledo maniatado y a un García fuera de juego. Aquí el perjuicio será para el propio gobierno, pues el gran capital lo verá con más desconfianza que nunca y se puede esperar una radicalización estatista desde el ejecutivo como mecanismo de subsistencia. El país resultará el gran engañado, la “hoja de ruta” dará paso a la “gran transformación”, hay que estar prevenidos y la lucha habrá que darle en el terreno político con los mecanismos que la democracia permite.
Finalmente el caso de José Maluscán, linda con el desacato a la ley y con el desprecio a la institucionalidad. El ex –congresista según el escrutinio electoral del 2011, fue superado por el hoy parlamentario Eduardo Nayap, pero según documentos públicos del propio Jurado Nacional de Elecciones, hay irregularidades donde llevó a la institución electoral a remitir un posible caso de fraude al Ministerio Público para investigación y ha sido la propia Corte Suprema la que ha solicitado el desafuero de Nayap, lo que daría paso para ser relevado por Maluscán. El pleno del Congreso ha negado el desafuero con votos “toledistas” y “nacionalistas”. El comportamiento del partido de gobierno ha sido extraño desde el primer día del cierre de conteo de votos, el propio personera nacional del partido de Humala solicitó al Jurado que desistiera del tema y luego en la comisión congresal de acusaciones constitucionales, hubo cambio de opinión de los propios gobiernistas, que ha sido denunciado por el congresista Bedoya de Vivanco y que dio origen a un dictamen en minoría. Es obvio que hay injerencia desde palacio de gobierno.
Estos casos darán para más análisis pues no debe perderse de vista sus efectos en la variable confianza de los agentes económicos, lo que el gobierno parece no darse cuenta o que simplemente le tiene sin cuidado, porque se trae algo entre manos. Un garante ha abdicado, sería bueno pedirle opinión al otro, Vargas Llosa.