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Martes 21 de mayo 2013

A Maduro no le tocaba ser presidente...

Por: Orlando Viera-Blanco
A Maduro no le tocaba ser presidente...
Foto: radioguantanamo.icrt.cu

Censier, dijo: 'Es necesario explorar sistemáticamente el azar'. Y de esto ha aprendido mucho Fidel. Tanto a explorar el alea como prevenirlo y controlarlo. Lo ocurrido el pasado 14A no fue casual ni improviso. Responde a una cadena de eventos bien articulada a raíz de la crisis política que provocó el agravamiento y muerte del presidente Chávez. A semanas de los desenlaces, la verdad sale a flote con contundencia y rapidez. Esas elecciones no resisten auditoría y el país va al garete y en ruinas. El endeudamiento es asfixiante, la inflación indetenible y la escasez inexcusable. Y Maduro sigue lanzando piconazos al plato, radicalizándose envalentonadamente, sin darse cuenta que quien le reta no es Mendoza o Capriles, sino el mismo pueblo que el CNE dice haberle elegido.

Como expresamos en nuestra columna de El Universal 23-A-13 "La autoproclamación de Maduro", la sentencia No. 2 del TSJ del 09-E-13, se saltó el juramento y toma de posesión de HCHF. Ahora uno comprende que el Presidente Chávez jamás estuvo habilitado para volver al poder después de su cirugía de fin de año (2012) en Cuba... Así el TSJ a sabiendas de dicho impedimento, preparó el terreno de la transición con Maduro en la primera línea de mando. Comenzaba una grave crisis política que debía ser resuelta: la muerte inminente del PDR. No había tiempo para dejarle las cosas al azar. Las circunstancias debían "explorarse y controlarse". Y vino el pacto de Cuba para resolver cabos sueltos... El primer eslabón perdido: Diosdado Cabello.

Sucede lo que Cuba (no Venezuela) y los herederos ya anticipaban. Muere el presidente HCHF por su enfermedad. Correspondía constitucionalmente presidente al de la AN, Dip. Diosdado Cabello, asumir la PDR. Pero el TSJ al brincarse el acto de juramentación de HCH del 10E-2013, y acuñando la tesis de la continuidad administrativa, deja de lado el pequeño formalismo (dixit TSJ), para reducir el nuevo periodo presidencial a un simple to be continue. Una pasarela legalista según la cual Hugo Chávez nunca se habría ausentado del poder -ni temporal ni absolutamente- aun cuando estaba tendido en una cama-clínica en La Habana. Se crea entonces la ficción del hombre mítico inmortal e imbatible frente del timón. Diosdado quedó como adorno necesario y gendarme, y el camino despejado para que Maduro asumiera un interinato chucuto pero seguro. A partir de ahí se amalgalmó una encargaduría que coronó directo y sin desvíos a Miraflores, después de la desaparición física de HCHF. El rompecabezas estaba armado y cumplido el mandado.

Ir a elecciones apenas 40 días después de la muerte del comandante, es otro azar sometido a remojo. Con capacidad de ejecución suiza, se habilitan las elecciones y el plan república. 50.000 denuncias sellan el epílogo del 14A. Queda claro que tal evento no fue el resultado del 05-M-2013 (fecha de la muerte de HCHF), sino la consecuencia del orden de suceder impuesto por el comandante, aquella noche de "luna llena"' del 8 de diciembre 2012. Noche en la que HCHF parió a su delfín -Nicolás- en un mar de fondo, de drama y de dolor. Nada fue casual desde aquella cadena premonitoria. Todos trabajaron alineadamente. TSJ, CNE, Ejecutivo, AN y CUBA. Fueron unas elecciones preconcebidas, precedidas de sepelios de alto nivel emocional y propagandístico, encargadurías rebuscadas, papeletas revueltas y resultados blindados, que hoy dan cuenta de una elección pr t-à-porter.

Ahora no es sólo la oposición quien comprende lo ocurrido durante la convalecencia y agonía del presidente Chávez. Es el chavismo a todo nivel quien reflexiona y duda sobre el control sobrevenido y sistemático que ejecutó Cuba sobre la vida y muerte de su líder, y aún persiste sobre la vida del país. Un jineteo bajo que va de la mano pusilánime de un entorno de conveniencia... El propio Chávez no hubiese concebido así su despedida. Si algo aprendió el comandante en eso de mantenerse en el poder, es que al pueblo se le puede persuadir repetidamente, pero no mentir espesamente... Maduro lleva sobre sus hombros la pesadez de la ilegitimidad. Maduro no podía ser ni presidente interino el 10E-2013 ni encargado el 08M-2013 ni candidato presidencial el mismo día -sic- ni presidente electo el 14A. A Maduro no le asiste la ley por lo que no tiene el reconocimiento que los protocolos comportan, como tampoco la popularidad que contempla, por no pertenecerle. Puede uno comprender que tuvo el compromiso personal y político de acatar una orden de su comandante y amigo Hugo Chávez. Pero no se trata de relevar un partido de pelota. Es asumir la presidencia de un país. Y aun en el terreno de juego, el juego lo gana quien que lo gana, diría el filosofo Yogi Berra, no a quien le ponen una camiseta con el mismo número y la misma gorra.

Voltaire, sentenció: "no hay verdad que no haya sido perseguida al nacer". Y el 14A nació una verdad que perseguirá indoblegablemente a Maduro. Capriles ganó esas elecciones y a Nicolás no le tocaba ser presidente. Como decía la abuela, es la purita verdad...

Nota publicada en eluniversal.com


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