Una megacomisión parlamentaria investigará a un ex presidente. Un político dice que regalar comida en campaña electoral es ético. Una suegra, la deseada por todos, hace millonarias compras de inmuebles, con dinero de no se sabe dónde, involucrando a otro ex mandatario. El Congreso se niega a investigar, mientras la prensa realiza su trabajo fiscalizador.
El gobierno hace agua en el tema de seguridad ciudadana y no hay visos de solución. Los alimentos están subiendo poco a poco, sin que suban los sueldos. Se da paso a la norma contra la comida chatarra. Se da demasiada prensa al tremendo juez de La Parada. Entretanto, Fujimori se agrava sin que el indulto llegue. Se sigue con la cantaleta de si ¿Nadine va o no va? La prensa se distrae con la mastectomía innecesaria de Angelina Jolie, la muerte del ex presidente argentino Jorge Rafael Videla, que salvó a su país del caos terrorista, en una lucha que hubo exceso gubernamental.
En todo esto el periodismo está de plácemes, pero preocupa la clase de políticos que tenemos y se hace necesario una nueva generación. Ronald Reagan señalaba: “La política se supone que es la segunda profesión más antigua. Me he terminado dando cuenta de que tiene un gran parecido con la profesión más antigua”.
Es hora que pensemos en los políticos jóvenes, sanos y no contaminados. La prensa también tiene que renovarse. Decía Kapuscinsky “para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”.
(*) Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista político
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Publicado en La Razón, el 22 de mayo de 2013